Las cinco parafilias sexuales más extrañas del mundo

En la búsqueda del placer y el bienestar que otorga el sexo las diferencias imperan, cada persona tiene un universo en su cuerpo y llegar al éxtasis o a la metaestimulación consiste de rutas igualmente diversas.

Esta fantasía a veces se materializa en un objeto animista. Pero hay de objetos a objetos y la parafilia o el fetichismo a veces patinan por bizarros linderos.

1.- Simorofilia: El placer sexual que genera montar accidentes o desastres como un choque automovílistico. Este fetiche ha sido popularizado por J. G. Ballard en su novela Crash, en la que el clímax del placer se sincroniza con el momento de un choque: excitación in extremis que coquetea también con la muerte —el reverso del orgasmo. Cercano al placer que se obtiene de las cicatrices y de tener sexo en un paisaje destrozado.

Por otro lado esto también comprende la fascinación por copular en un desastre natural, tener sexo en un huracán, tsunami, incendio, etc., y la máxima  dádiva de la simorofilia: copular durante el fin del mundo, el coito apocalíptico.

2.- Hierofilia: La hierofilia es la excitación sexual derivada por los objetos religiosos. Esto se asocia con la devoción religiosa llevada a su literalidad. Algunas personas fanáticas, por ejemplo, que suelen asegurar “pertenecerle a Cristo”, llevan esto a un extremo y gustan de usar cruces, Biblias u otros objetos en el acto sexual. Otras simplemente gustan de masturbarse con imágenes o figuras religiosas.

Esta “hereje” parafilia es una consecuencia de la misma represión sexual que la religión ha implementado históricamente.

3.- Arachibutyrophilia: Este es el extraño fetiche por emabdurnar a una persona alérgica a la crema de maní con esta sustancia y copular, en un melangerie, con ella y otra persona, viendo cómo su cuerpo se trastorna. El placer es doble: la crema de maní en los cuerpos y el pasmo criptozoológico de su mutación provocada por el alergénico.

4.- Dacrofilia: Un poco menos bizarra, ya que las lágrimas tienen químicos, incluso llegan a tener oxcitocina (la llamada hormona del amor), hay muchas personas que incrementan su excitación al lamer, untarse o hasta beber lagrimas.

No es extraño que las emociones extremas se acrisolen en el sexo, y pasar del llanto al orgasmo no es algo tan raro, pero existen personas que buscan propiciar las lagrimas por cualquier motivo para llegar excitarse, lo que puede derivar en violencia.

También relacionado está el placer que se obtiene por lamer los ojos de una persona, el oculolinctus.

5.- Formicofilia:
Este es el placer sexual derivado de tener insectos arrastrándose por el cuerpo, especialmente en los genitales.

Se cree que esta parafilia se ha desarrollado especialmente entre personas cuyos hogares son infestados por insectos y, por el divino azar, experimentan durante la cópula la participación de algún insecto incrementando el placer.

Aunque claro que hay personas que simplemente gustan voluntariamente de llevar insectos a la cama y usarlos estratégicamente en zonas erógenas.

En Japón existe la costumbre entre ciertas personas de utilizar anguilas para el sexo anal o para la masturbación femenina.

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