La próxima semana, la artista holandesa Thirza Schaap conducirá 300 kilómetros hacia el oeste de Cape Town, con dos grandes bolsas azules de IKEA, para reunir botellas en Witsand Beach.
La playa tiene arena que parece azúcar blanco y grandes dunas las cuales, después de un alto oleaje, a menudo quedan cubiertas con desechos plásticos. «Me fascinan los colores deslavados —dice—, pero hay una contradicción entre la atracción y la repulsión que siento».
Schaap se mudó a Sudáfrica desde Holanda hace casi cinco años (después de planear quedarse inicialmente por seis meses). Por las ventanas traseras de su casa cerca de Clifton Beach, puede ver las montañas de Cape Fold y por las ventanas delanteras, el Océano Atlántico.
A veces, con binoculares, puede ver pasar ballenas y delfines. Pero poco después de establecerse en Cape Town, empezó a preocuparle la cantidad de plástico que había en su playa local. «Era como confetti, como si alguien hubiera tenido una fiesta de cumpleaños —dice—, me hizo darme cuenta de lo que hemos hecho».
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Foto: Vice
Comenzó a recoger la basura y fotografiarla. Los objetos más comunes, además de los desgastados deshechos y nudos de fibras irreconocibles, son los popotes. Después las botellas. También encuentra sandalias, cepillos de dientes, cubiertos desechables, y rizadores de pelo. Cuando le pregunto cuál ha sido el objeto más extraño, dice que lo extraño es la gran cantidad de basura.
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