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Betsy tenía 15 cuando un militar la ejecutó: los riesgos de la Ley de Seguridad Interior

Un caso como este podría quedar escudado bajo la reserva de confidencialidad que la nueva ley pretende aplicar

La Cámara de Diputados aprobó la Ley de Seguridad Interior que las Fuerzas Armadas reclamaron como marco jurídico para amparar su actuación, pero que en la práctica, consolida su preeminencia en temas de seguridad y a su vez les permite reservar como confidencial información relacionada a sus actuaciones, escudándose en la seguridad nacional.

Así lo alertaron varias organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos que levantaron la voz contra esta ley, que llegó el pasado martes a la Cámara de Senadores para ser discutida.

«Con esta ley el Ejército tiene protección legal para seguir cometiendo abusos. Antes lo hacía sin marco legal, pero ahora están legalizando los excesos», argumentó José Guevara, director de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH), una de las organizaciones que rechaza este proyecto de ley.

El caso de Betsy

Betsy Rodríguez tenía 15 años cuando fue ejecutada por un teniente del Ejército, integrante de la Policía Militar que patrullaba Ciudad Victoria, Tamaulipas, a fines de marzo de 2013. Un caso como este, en el que hay militares involucrados, podría quedar escudado en la reserva que la nueva ley pretende aplicar.

«Mi hija fue secuestrada por los Zetas. Salió corriendo de mi casa durante un episodio de violencia intrafamiliar y ellos se la llevaron de la calle», cuenta Carla, mamá de Betsy.

Intentó hacer la denuncia pronto, pero cosechó dilaciones. «Venga tales días», le decían en la agencia del ministerio público local. Que tenía que esperar cierto plazo para denunciar. Carla llevó dos fotos grandes a la agencia de investigación de la justicia local pero dice que no la buscaron. Ella sí.

«Me les hincaba a los halcones (informantes del narco) de mi casa para que me dijeran si la habían visto. Yo creo que les dio lástima. Mi niña tenía 15 años, ahorita tendría 19, y ellos me dijeron que la podían estar prostituyendo. Fui al lugar que me señalaron y me paré de lejos con mi carro en la madrugada. Si la veía aparecer, me iba a ir sobre de ellos con el carro y todo. Aunque nos muriéramos, pero no se las iba a dejar», dice la madre en entrevista a VICE.

A los ocho días de esa búsqueda, la madre recibió una llamada en la que le informaron que habían encontrado a su hija.

«Lo hombres que se llevaron a mi niña se cruzaron con un retén de militares en la salida a Monterrey, pero no se detuvieron. Los corretearon y al cabo de varios kilómetros de persecución sobre la carretera federal 85, hicieron que se volcara el coche. Dio cinco vueltas, según el juez de la causa. Uno de los que iba en el coche huyó hacia el monte. Uno de los militares se acercó y habló con mi niña. ‘Háblale a mi mamá’, le pidió ella», cuenta Carla, quien logró acceder al expediente militar sobre el caso y pide que se omita su apellido.

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