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Los mitos y verdades sobre la nueva ‘cura’ para el VIH

En los últimos días se ha difundido una gran cantidad de mal interpretaciones que afirman que el virus del VIH fue eliminado de seis pacientes. El hecho, tristemente, está lejos de ser real.

Este artículo fue publicado originalmente por Vice Colombia 

Hace algunos días gran parte de la agenda mediática internacional dedicó sus titulares a una noticia que parecía extraordinaria: se había logrado eliminar el VIH de seis pacientes. Como era de esperarse, el suceso creó revuelo en las redes y se pintó como el avance revolucionario que tanto hemos anhelado en contra de una de las enfermedades que más ha afectado a la sociedad moderna.

“Logran eliminar el VIH de seis pacientes” se leía en las tendencias de Twitter y, más allá de los titulares, no existió de parte de los medios una profundización en la investigación que supuestamente logró la cura para el VIH. La noticia fue el resultado de una investigación llamada Mechanisms That Contribute to a Profound Reduction of the HIV-1 Reservoir After Allogeneic Stem Cell Transplant llevada a cabo por científicos del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa en Barcelona. Pero por maravillosa que sonara la noticia, es necesario hacer unas precisiones acerca del estudio, para poder revelar los mitos y las verdades de esta nueva supuesta cura para el VIH.

No se eliminó el VIH de los pacientes

La principal conclusión atractiva y esperanzadora a la que llegaron varios medios fue que se logró una completa eliminación del virus del VIH en seis pacientes. VICE habló con el Dr. Yasid Estrada, miembro de la Liga Colombiana de la Lucha Contra el Sida y experto con Magíster en VIH, a propósito de la noticia del gran descubrimiento que incluso algunos médicos compartieron entusiasmados.

El procedimiento, explica Estrada, consistió en un trasplante de células madre a pacientes previamente seleccionados: “primero debieron someterse a quimioterapia para eliminar las células que tenían, para luego hacer el trasplante y medir la carga viral, es decir la cantidad de virus en sangre y en órganos que se conocen como reservorios”.

Los reservorios son organismos (en este caso, órganos) que almacenan agentes patógenos (el virus) en los cuales los medicamentos no tienen efecto. La investigación publicada el pasado martes en la revista ‘Annals of Internal Medicine’, no logró “eliminar” el virus de los pacientes, sino que lo volvió “indetectable” en sangre y tejidos. Cuando se dice que una persona tiene el virus indetectable, significa en realidad que no tiene la capacidad de transmitirlo, y que, no es visible para las pruebas de medición molecular.

Y como todas las pruebas tienen márgenes, es impreciso afirmar que el virus fue reducido a cero y hablar de indetectabilidad nunca será lo mismo que hablar de desaparición. “Lo que pasó fue que se malinterpretaron los resultados afirmando que hubo desaparición del virus o curación de la enfermedad, y no fue así”, afirma Estrada.

De hecho, según Estrada, cualquier paciente con el virus del VIH puede llegar a la indetectabilidad del virus en su sangre (pero no en sus tejidos) a los tres meses de someterse a tratamiento antirretroviral.

Aún no existe una cura para el VIH

El artículo de investigación titula Mecanismos que contribuyen a una profunda reducción del reservorio VIH-1 posterior a un trasplante alogénico de células madre. Esa reducción a la que se refieren, lamentablemente, no es igual a la cura o eliminación del virus que todavía afecta a 36,9 millones de personas en el mundo, según cifras del año pasado de ONUSIDA.

De esos casi 37 millones, sólo 21,7 están bajo tratamiento antirretrovírico. El estudio, hasta ahora solo tiene alcances investigativos y aún no está en camino a convertirse en un tratamiento o cura, pero “este parece ser el más prometedor”, dice Estrada. Según él, hasta que se encuentre una cura, el mundo de la medicina ha adquirido el compromiso de encontrar a todas las personas con VIH y ponerlas en tratamiento, con la meta de que para el 2030 la epidemia se controle y se erradique.

Mientras tanto, los tratamientos actuales para el VIH han logrado la indetectabilidad del virus en la sangre, y en la mayoría de ocasiones, con efectos secundarios limitados que no ponen en riesgo la vida o la salud de los pacientes. Por ejemplo, en Colombia, según Estrada, los tratamientos y medicamentos aprobados y financiados por el sistema de salud son altamente efectivos y existe un buen arsenal terapéutico. Eso no evita que la enfermedad continúe siendo incurable.

En la historia de la enfermedad, solo una persona ha logrado eliminar el VIH de su sistema

En 2007 ‘el paciente de Berlín’ se convirtió en la única persona que ha logrado, por medio de un trasplante de células madre y médula ósea para tratar su leucemia, en eliminar el VIH de su sistema. Por mucho tiempo, no fueron claros los factores que contribuyeron a su curación, pero se descubrió que el donante tenía una mutación llamada CCR5 delta 32 que hacía que sus células sanguíneas fueran inmunes al virus.

Han pasado 11 años, y el virus sigue sin aparecer en la sangre y los tejidos de Timothy Brown. Aún así, su experiencia fue “una en un millón” y no es aplicable para todos los afectados, un caso excepcional que tampoco está cerca de ser una cura mundial.

Es muy probable que el virus siga en el cuerpo de los pacientes

Días después de publicada la investigación, y como respuesta a la reacción mediática, los autores del artículo aclararon que los pacientes per se no han sido curados, sino que requieren de más estudios y seguimiento. Con la indetectabilidad del virus, existe una alta probabilidad de que siga presente en sus organismos.

Estrada explica que, de los seis pacientes, cinco lograron algo denominado “quimerismo total”, es decir, sus células fueron reemplazadas completamente por las de sus donantes. Mientras que, en el otro paciente tuvo “cero reversión”, lo que significa que no fueron encontrados anticuerpos de VIH en su sangre, por lo que si se le hiciera una prueba diagnóstica del virus, resultaría negativa.

“Eso tampoco quiere decir que el virus ya no esté”, dice Estrada, “solo significa que bajo la sensibilidad y el margen de la prueba no se puede detectar”. Lo más probable, sin embargo, es que los pacientes sigan infectados.

Los niveles de mortalidad del estudio son muy altos

Y por esa razón los pacientes sometidos a él debían padecer una enfermedad de alta gravedad que justificara el trasplante. En su mayoría, sufrían de alguna enfermedad hematológica o de la sangre (como la leucemia) y por eso eran personas que se beneficiaban mucho del procedimiento – que es bastante doloroso y peligroso – y eran conscientes del riesgo que traía para sus vidas.

En realidad, en total fueron 23 los pacientes los sometidos al trasplante de células madre de los cuales sobrevivieron seis, quienes lograron sobrevivir al trasplante por más de dos años. Esto quiere decir que, incluso si la investigación lograra convertirse en tratamiento contra el VIH, los índices de mortalidad del procedimiento serían tan altos que solo podría ser aplicado en pacientes con VIH que también padecen de otra enfermedad que comprometa sus vidas.

Esto eliminaría la esperanza de muchos infectados ya que el costo del tratamiento – básicamente la vida – sería mayor al beneficio.

Y no, contrario a lo que digan los conspiradores, no existe una cura secreta contra el VIH en manos de farmacéuticas y multinacionales
Como ahora existen teorías conspirativas para todo lo que yace y respira en este planeta, hay quienes afirman que alrededor del VIH existe un negocio mundial que significa millones de dólares en ganancias para la industria farmacéutica a la que no le conviene comercializar una cura para el VIH que sí existe.

Para los conspiradores entusiastas de Internet, apoyados por Charlie Sheen y por viajeros del tiempo, la cura seguramente existe hace tiempo, pero no se ha vendido para mantener a los infectados comprando medicamentos y tratamientos. Sin embargo, como afirma el Dr. Estrada, para lograr un tratamiento de tal magnitud, se necesita mucho tiempo y dinero de investigación.

“Uno debe estar muy seguro de lo que dice y el mercado de la medicina es como cualquier otro, así que si alguien tiene la cura seguramente no la va a guardar, en cambio saldrá a venderla carísimo”, dice Estrada. Para él, la posible cura sería todavía más atractiva y costosa que los tratamientos actuales, por lo cual asegura que “las teorías conspirativas son absurdas”.

El estudio es un gran avance para la medicina

A pesar de no ser una cura, ni un tratamiento accesible para todos los afectados, el estudio ha logrado un avance sin precedentes para la medicina. No solo logró niveles tan bajos de detectabilidad en los tejidos de los pacientes, sino que también redujo la capacidad de contagio y de progresión del VIH a SIDA.

La investigación abre una puerta importante para el diseño de tratamientos y con mayor participación y progresión en los pacientes, se podría descubrir una cura definitiva. Es un estudio muy prometedor que logró indetectabilidad en los reservorios y en tejidos antes inalcanzables para otros medicamentos y tratamientos.

Es evidente que existe un problema con la divulgación científica en el periodismo
Lo que este caso nos deja como conclusión es que existe una evidente tergiversación de parte de los medios con temas relacionados a la divulgación científica. En este tipo de conversaciones, los titulares y encabezados generan confusión en las audiencias dando pie a malinterpretaciones.

Por ejemplo, para Estrada es evidente que los medios de comunicación suelen demeritar la presencia de un experto en temas científicos para este tipo de publicaciones. “Es entendible que las noticias tengan que ser atractivas para ser vendibles, pero los medios deberían ir más allá de los titulares llamativos para comunicar de forma fiel con ayuda de expertos y especialistas en el tema”, afirma.

En ocasiones, este tipo de divulgaciones científicas son complejas de comprender y lograr traducirlas fidedignamente al público lleva a la creación y divulgación de mitos. Incluso ‘El paciente de Berlín’ expresó alguna vez preocupación por la ligereza de los medios de comunicación hacia su historia, una acción que termina dando falsas esperanzas para las personas que viven con VIH.

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