Marta Cerdà y su proceso creativo

“Lo que hago con las letras es lo que haría un director con un actor. Hago que transmitan justo lo que deben, las dirijo hasta que cuenten la historia que deben contar” dijo Marta Cerdà al arrancar su conferencia en OFFF, el festival de creación y cultura post-digital que Telcel presenta en México.

“Cuando veo mi trabajo en conjunto,  veo un común denominador: siempre quiero llamar la atención de los lectores con un elemento clave y provocar que sigas leyendo. Si no encuentro esos elementos en mis diseños me parece que no funcionarán”.

Después de mostrar algunas de sus ilustraciones, Marta Cerdà compartió una foto del pequeño estudio donde trabaja. En la imagen se veía dibujando sobre una pantalla táctil con un stylus. “Esta máquina me ayuda a mantener la ilusión de que estoy haciendo las cosas manualmente. Nada de esto es cierto, pero me gusta esa idea”. Tal vez es justo por esa sensación que Marta ha trabajando mucho sobre tipografías. Se declara una aprendiz de la caligrafía, pero no deja de intentarlo como un ejercicio de reto y de oportunidad para evitar el error. “Mi vida en el trabajo está llena de ‘control + z’ igual que la de todos los diseñadores, pero la caligrafía te ayuda a anticiparte, a tener la humildad de admitir el error y a empezar desde cero aunque ya estés a punto de terminar”.

Para Cerdà la tecnología es la herramienta principal para mantener a clientes en el extranjero, mantener un ritmo de trabajo óptimo, pero el proceso creativo, dice, sigue siendo artesanal.

Para explicar su proceso creativo presentó el trabajo que realizó para la etiqueta de una botella de vino cuyo brief era simple:  es un vino que no pretende mostrar una etiqueta sobria o parecida a las demás. Había libertad de creación.

“Primero empecé observando los troncos de la vid, finalmente es ahí donde todo surge. Después recogí alguno de esos troncos, observé sus formas, las sumergí en agua para ver qué pasaba y bueno, no pasaba nada extraordinario, pero mi di cuenta de sus vibraciones, los huecos que aparecen entre sus curvas y, después de eso, recordé a un par de artistas que crean pixeles a partir de líneas parecidas a las de esos troncos”. Luego de esa observación, Cerdà ensayó trazando líneas que juntas parecían un brochazo grueso y armónico. Les dio color e intentó imitar aquellos huecos que parecían muy sugerentes. Así llegó a la etiqueta del vino ‘Artelados’.

Antes de finalizar su conferencia, Cerdà habló de su decisión de ser una diseñadora nómada. “Piensen en un turista. Ellos viajan a Paris, por ejemplo, para comprobar lo linda que se ve la Torre Eiffel. Un turista, en general, sabe a donde llegará y sólo busca reconocer. Un nómada, en cambio, camina buscando sobrevivir. Cuando no encuentra algo más ahí, se mueve a otro lugar, retrocede, redescubre y no sabe hacia donde estará el final del camino. Creo que esa es la actitud que como artista me ha hecho más feliz”.

Visita mas del trabajo de Marta Cerdà en http://www.behance.net/MartaCerda

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