Para horror de feministas como Gloria Steinem o Ariel Levy, muchas mujeres en esta época demuestran que pueden desnudarse y al mismo tiempo ostentar su coeficiente intelectual, sin que una cosa pueda reñir con la otra. Eso, a pesar de que las tilden solo de «aparentadoras» y «posers» que buscan atención.
Lo hizo Emily Ratajkowski, por ejemplo, al posar sugerentemente apoyando a Bernie Sanders.
Por supuesto, le llovieron críticas despiadadas y misóginas. Ella se defendió en un ensayo que escribió para el portal de la actriz Lena Dunham, «Lenny», donde afirmó que no por ser símbolo sexual necesariamente una mujer tenía que ser «tonta».
Como si actrices como Hedy Lamarr (quien inventó el Wi-Fi), no lo hubieran hecho antes. Y a este mismo dilema se enfrenta Alix Lynx, estrella porno en ascenso:
Alix es una genio y tenía una carrera brillante. Habría podido ganar lo que hubiese deseado en una multinacional, ya que en su palmarés acumulaba dos maestrías en marketing digital y administración de empresas.
Pero renunció a todo por la industria del cine para adultos, cuando vio que el negocio de las webcams era increíblemente rentable, tal y como le narró a «Cosmopolitan».
Aunque ahora que cumplió su sueño, no sabe a dónde llegará con su nueva carrera: «No sé qué esperar ahora. Cuando eres nueva todo es bueno para ti, pero toca mantenerse en un negocio que demanda nuevos rostros», expresó Alix a la publicación.
En la galería ded fotos verán su historia.
