Miembros de la comunidad homosexual continúan eligiendo al Metro de la Ciudad de México como su transporte para buscar aventuras y placer.
¡Vete donde están las rejas! Ahí en los barrotes te paras, ves tu celular, luego volteas como que esperas a un amigo que no llega y verás que se te acercan a platicar. No hay pierde, es cama segura».
Este fue el consejo que sus amigos gays le dieron a Daniel, quien buscaba un poco de diversión, adrenalina y sexo fugaz en una tarde entre semana. Así lo aseguró en exclusiva con La Silla Rota.
El joven les hizo caso y se fue a la estación del Metro Lázaro Cárdenas. Condones, seguridad y muchas ganas lo acompañaron.
A quienes les funciona más este ligue en el transporte es a los que viven cerca de la zona centro, o mejor aún, a un par de calles.
Así fue la suerte de Daniel, quien se libró hasta de pagar un hotel. Siguió la instrucción de sus amigos, caminó hacia el metro, transbordó en la siguiente estación y se bajó en Lázaro Cárdenas, de la café.
En el mapa de la estación decía Línea 9. No pasó mucho tiempo para que Ricardo lo viera en esa actitud «casual» que todos simulan, pero que en realidad esconde el impulso de tener sexo con un desconocido
Es un secreto a voces y las autoridades del Metro no pueden prohibir que sea un punto de reunión, pero a veces mandan al policía a pararse ahí en las rejas, o al personal de intendencia a pasar la escoba.
Un poco de coqueteo y la ansiada invitación para ir a su casa fueron uno de los tantos afrodisiacos para Daniel, quien de la experiencia se limitó a asegurar que lo quiere repetir, ya sea con Ricardo o con otro.
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