Las enfermeras son todo un personaje, las hemos visto en películas, caricaturas o como protagonistas de fantasías sexuales. Es por eso que nos dimos a la tarea de entrevistar a enfermeras de la vida real para que nos confesaran algunos de sus oscuros secretos que nos pasan desapercibidos cuando estamos en el hospital.
1. A diferencia de otras profesiones, las enfermeras no pueden usar ropa interior a su gusto, esto es, deben olvidarse de los bikinis, los llamados hilos dentales o los “cacheteros”. Así es, solamente tienen permitido usar calzones de corte normal o completos. Parte de su formación les indica que la enfermera no puede exhibirse en ningún momento.
2. Las enfermeras se preocupan mucho por sus pacientes, es por eso que “automedican” es decir, a veces aplican placebos a los pacientes o les dan dosis de medicamentos antes de que el doctor lo prescriba. Pero no te angusties, la experiencia les ha dado armas para hacerlo, aunque si notas que la enfermera es muy joven mejor pregunta antes de que te den medicamentos
3. Este secreto fue difícil de conseguir, pero las enfermeras que entrevistamos aseguran que su ética profesional no les permite delatar cuando alguien de sus compañeros (doctor, camillero o enfermero ) comete un error que incluso trae consecuencias graves para el paciente. Fuerte, pero cierto.
4. Además, contaron que sí existe la famosa “planchada” y que les han pasado cosas raras cuando un paciente cercano muere y que les gusta darles de comer bien a los recién nacidos y que si las mamás no les dan suficiente leche ellas les dan un pilón.
5. Las enfermeras no pueden usar el uniforme fuera del área de trabajo, incluso tienen regaderas en los vestidores para bañarse antes de salir, esto es como medida de protección ya que a diario tienen contacto con bacterias, a veces, altamente contagiosas.
6. Las enfermeras (la mayor parte del tiempo) atienden a los pacientes y no comen, pero como todo ser humano deben hacerlo… Lo peculiar del asunto es que a pesar de tener un comedor, ellas prefieren hacerlo en el cuarto de la ropería, así que no te sorprenda si un día en lugar de encontrar sábanas encuentras una reunión de enfermeras dándole al recalentado.