Los masajistas y expertos en terapias alternativas tienen también costumbres “extrañas” que encontramos a través de diversas entrevistas.
Aclaramos que NO todos realizan estas prácticas y depende de la ética de cada profesional:
Aplican “remedios” a la idea del cliente. Algunos optan por vender cosas más caras, como importadas o con nombres exóticos ya que la gente cree que son mejores. Por ejemplo, los pacientes prefieren que les pongan balines en lugar de semillas, ya que creen que tienen mayor efecto en la salud a pesar de que lo natural es lo mejor.
Además, el creciente interés por lo saludable ha encarecido los materiales, por lo que en ocasiones pueden decirle al paciente que necesitan cierto producto para sustituir otro que ya no tienen o que es más caro.
Hay gente que busca masajes con “desahogo”. Depende de cada masajista si se va a prestar a dar “otro tipo de masajes” corporales. Si es el caso, la recomendación de una entrevistada es: cobren bien.
Algunos son más pervertidos que otros. En ocasiones, les puede llegar a gustar el o la paciente. Algunos, por separar lo personal de lo profesional, dan de alta a los clientes para que alguien más les dé la terapia y poder salir con ellos. Otros de plano pueden “aprovechar” la oportunidad de tocarlos, se excitan y hasta comentan con sus compañeros que tiene buen cuerpo, etc.
Cuando están cansados, no tienen tiempo o tienen que hacer otras cosas, buscan alternativas como acupuntura, aplicar barro o mascarillas para salirse y dejar al cliente con el tratamiento. Además, cuando el paciente se queda dormido, algunos se salen y regresan al final para despertarlos sin que se den cuenta de que no recibieron el masaje completo.
A veces no quieren atender a una persona por su vibra o su olor. Para no negarles el servicio, les cobran mucho más caro el masaje o dan menos tiempo. Si lo paga, al final es más satisfactorio.
También nos confesaron que aunque la gente cree que tienen manos privilegiadas, prefieren no dar masajes a sus familiares. Lo único que quieren es que se acabe la jornada de trabajo y separarlo con su vida personal.