Las cinco cosas que la gente odia de sus vecinos

La capacidad de socializar es una virtud del ser humano. Gracias a los nexos con los “otros”, se pueden formar comunidades y se establece un vínculo cultural, económico y político.  Ya lo dijo Aristóteles con la definición de “animal político”: el ser humano llega a lo más alto de su naturaleza en la práctica social…

Sin embargo, en la realidad, los conflictos entre particulares vienen de la interacción diaria e inevitable con esos a quienes llamamos vecinos y que forman parte de nuestra vida. Se quiera o no, la convivencia genera problemas o por lo menos molestia por alguna actitud.  

Aquí te dejamos una lista de las cinco cosas que la gente odia de sus vecinos:

1.- Música: es un problema que tiene dos caras. La primera, cuando el vecino pone música a todo volumen y el afectado soy yo; la segunda, que el vecino se queja de mis cumbias, salsas, reggeton, mambos o trova.

2.- Que sean “metiches”: Es la respuesta clásica. Los encuestados refieren que es molesta la actitud de algunos de sus vecinos que se interesan por saber quién entra a su casa, con quién hablan, la ropa que visten, si se puso gordo o que feos están sus novios o esposos.

3.- Que realicen tareas nocturnas: Una de las cosas que más molesta a las personas es que sus vecinos realicen en la noche o madrugada actividades muy ruidosas como taladrar, martillar, lavar la ropa o a reírse con mucha fuerza.

4.- Que tiren basura: Es recurrente que las disputas, de baja intensidad, entre vecinos empiecen porque alguien tiró basura frente a su casa o porque barrieron la calle y dejaron los desperdicios tirados. También es molesto que los de “al lado” usen sus viviendas como bodegas y de ellas salgan ratas, cucarachas, gusanos o malos olores.

5.- Que sean parientes: Aunque podría parecer extraño, que los vecinos sean parientes no es de mucho agrado, ya sea porque en la familia se da con más ahínco la crítica o porque tener la misma “sangre” implica soportar, aunque sea un poco, al tío, primo, hermano o abuelo, que llegan a la casa a “gorrear” la comida.

Otras respuestas fueron: El sonido de la bomba de agua; que no pasen la pelota o algún juguete cuando cae en la casa del vecino, y que salgan a tomar a la calle. La realidad es que muchas veces los roles cambian, no hay buenos ni malos, simplemente momentos en los que todos caemos en alguno de los “odios” antes mencionados.

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