Como adjetivo, sustantivo o simple expresión, la palabra huevo le da sabor a las pláticas mexicanas.
Hay quienes la consideran ofensiva, pero forma parte de la segunda manera de hablar más común después de las variedades de la palabra chingar.
“A huevo”. Depende a lo que se refiera, significa a la fuerza o modo de afirmación a un hecho.
“Me importa un huevo”. Minimiza el valor del huevo. Quienes lo emplean es para declarar que las cosas importan nada.
“Por mis huevos”. Usada para expresar superioridad y decir que las cosas se hacen porque una persona lo expresa y no importa la opinión de los demás.
“Costó un huevo”. Algo que cuesta mucho trabajo u orgullo. No es literal, pero la metáfora hace imaginar (especialmente a los hombres) lo difícil de una situación.
“Bájale de huevos”. Muy usada para advertirle a alguien que no se crea superior o capaz de ganarle a otra persona. Esta frase no es muy sutil y a veces genera riñas.
“Huevón”. Persona floja, un vago, mantenido o perezoso. Depende de cómo se diga se considera ofensivo o no.
“Tener huevos”. Alguien con coraje, valor y decisión. No cualquiera es acreedor a esta expresión.
“A precio de huevo”. Antes de la crisis en México, esta expresión era para denominar que algo era demasiado barato. Ahora el huevo se ha elevado y el significado cambió haciendo parecer que a precio de huevo es a precio de oro.