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Desinformación y crimen organizado, entre los retos que enfrenta México ante las caravanas migrantes

Los enfrentamientos entre autoridades, líderes e integrantes de la sociedad civil muestran la desorganización que solamente afecta a los migrantes

En medio de desinformación, enfrentamientos, enfermedades y violencia, las caravanas con miles de migrantes continúan su paso por el territorio nacional, a pesar de violentos episodios que han sido condenados tanto por el presidente Andrés Manuel López Obrador como por organismos internacionales.

La tensión se ha incrementado recientemente entre los diversos actores involucrados; desde las autoridades, los líderes de las caravanas y activistas en defensa de los derechos humanos, como el Padre Alejandro Solalinde. En medio de ese caos, miles de personas sufren enfermedades, violencia, discriminación y arriesgan su vida y la de sus familiares.

Por su parte, el Instituto Nacional de Migración (INM) acusa a los “autodenominados líderes” de las caravanas de engañar a los migrantes y de aprovecharse de su situación. En el “Posicionamiento No. 002/2021″, publicado por el Instituto Nacional de Migración el pasado 5 de noviembre de 2021, el INM considera que “el líder de la organización Pueblos Unidos Migrantes, Irineo Mujica Arzate, y el coordinador del Centro de Dignificación Humana A. C., Luis Rey García Villagrán, mienten al afirmar que el objetivo de la caravana es regularizar a las personas migrantes” y reprocha que no se haya aceptado la propuesta del INM para permanecer en México.

“La actitud y falta de colaboración de los líderes parece más cercana a la de los traficantes de personas o ‘polleros’ que ponen en riesgo la integridad y vida de la población migrante”, denuncia el INM; lamentando que los líderes “obstruyan y descalifiquen las propuestas para regularizar a las personas, lo que afecta de manera directa a la población migrante y hace que permee un ambiente de animadversión hacia la autoridad”.

El pasado sábado, de acuerdo con información de la agencia AP, la caravana de varios miles de migrantes, en su mayoría centroamericanos, cambió la ruta de su recorrido hacia el Golfo de México para evitar pasar por el estado sureño de Oaxaca, alegando que temen ser reprimidos en esa región por la Guardia Nacional (GN) y por los habitantes.

AP registró un enfrentamiento entre Irineo Mujica, integrante de la organización Pueblos Sin Fronteras y el Padre Alejandro Solalinde. En diferentes entrevistas, Mújica acusa a Solalinde de tener influencia en la represión que existe en Oaxaca “(Solalinde) ahora defiende a López Obrador, no a los migrantes, y los migrantes no son tontos”, apuntó”. Por otro lado, Solalinde expresó a la AP que “Mújica hace muchos años que no vela por los intereses de los migrantes, sino de Estados Unidos, y él defiende los intereses geopolíticos de Estados Unidos y seguramente no lo hace por amor al arte”.

Pero, desde que salieron el 23 de octubre de la localidad de Tapachula, Chiapas, en poco más de 15 días los migrantes han caminado unos 250 kilómetros. La caravana actual es la de mayor dimensión que ha transitado por México este año, contando hasta cuatro mil personas, pero ya se ha reducido a casi la mitad.

De acuerdo con el INM, en la presente caravana se han registrado varios casos de dengue; sumando seis hasta el 1 de noviembre, pero que puede aumentar en los próximos días. A esa situación se suman enfrentamientos con la Guardia Nacional, y el acecho del crimen organizado.

3 PREGUNTAS CON

Katrina Burgess, directora del Instituto Henry J. Leir y profesora asociada de Economía Política de la Escuela Fletcher, en la Universidad de Tufts en Massachusetts, Estados Unidos

¿Cuál es su lectura de la respuesta de México a las caravanas de migrantes procedentes de Centroamérica y con destino a Estados Unidos? ¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta?

El gobierno mexicano está en una posición difícil. Por un lado, proporcionar a los miembros de la caravana pases de tránsito temporales y/u otros documentos para facilitar su paso y protegerlos del abuso de elementos criminales se ajusta al compromiso declarado del gobierno con un enfoque de la migración basado en los derechos y tiene el potencial de difundir las caravanas haciendo el tránsito más seguro. Por otra parte, detener las caravanas y deportar a sus miembros evita un grave conflicto con el gobierno de Estados Unidos, que ha presionado constantemente a México para que los centroamericanos no lleguen a la frontera entre Estados Unidos y México.

También responde a la presión de las comunidades locales preocupadas por la llegada de un gran número de migrantes a la vez. México ha favorecido esta última respuesta desde principios de 2019, aunque el gobierno ofreció recientemente visas humanitarias a niños y mujeres embarazadas que viajan en la caravana.

México ha denunciado que los migrantes son utilizados y engañados por sus líderes. ¿Cuál debería ser la estrategia para acabar con esta situación? ¿Quiénes son los líderes que están detrás de las caravanas?

Las afirmaciones de México deben tomarse con pinzas. Aunque hay pruebas de manipulación y promesas engañosas por parte de algunos activistas con una agenda política, las caravanas responden a una lógica más profunda de buscar la seguridad en el número y evitar las altas tarifas de los contrabandistas. Además, la mayoría de las caravanas no están muy organizadas ni coordinadas con una estructura de liderazgo clara.

Los migrantes suelen dividirse en grupos más pequeños y los líderes suelen surgir de forma orgánica a lo largo del viaje. El problema de que los migrantes sean engañados sobre la facilidad para entrar en Estados Unidos es real, pero los contrabandistas y los falsos rumores difundidos por las redes sociales son probablemente los principales culpables.

¿Cuál es la respuesta de los gobiernos centroamericanos para detener o regular esta situación en la que se pone en riesgo a cientos de personas, mujeres y niños?

No estoy de acuerdo con la premisa subyacente de que detener o regular las caravanas protege a las personas del riesgo. Los gobiernos centroamericanos han hecho múltiples intentos de impedir que las caravanas salgan de su territorio, a menudo con violencia y muy probablemente violando el derecho internacional.

Mientras que algunos de los que han sido rechazados abandonarán sus planes de emigrar, muchos otros lo intentarán de nuevo, ya sea uniéndose a otra caravana (a pesar de los riesgos de una respuesta violenta) o contratando a un contrabandista (a pesar de los riesgos de deuda, abuso y explotación). Y los que no pueden marcharse a menudo se enfrentan a riesgos insostenibles en casa. Los gobiernos centroamericanos podrían hacer mucho más para proteger a sus ciudadanos abordando la violencia, la corrupción, la pobreza y el cambio climático que los están expulsando de sus hogares en primer lugar.

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