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Ciclo escolar está marcado por el rezago educativo, deserción escolar y con un sombrío futuro

Expertos señalan la importancia de que existan diagnósticos sobre las consecuencias de la pandemia en materia educativa

Ciclo Escolar. Este año fue marcado por el regreso a clases presenciales. (Dassaev Téllez/Dassaev Téllez)

A pesar de los avances en recuperación educativa, aún existen grandes retos, consideró la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez, este martes durante la conferencia de prensa del presidente Andrés Manuel López Obrador; sin embargo, es preocupante que no existan o no se den a conocer informes sobre la gravedad del rezago educativo provocado por la pandemia, señalan expertos a Publimetro.

Dos años después del confinamiento y la suspensión de clases presenciales, en México ya existen 258 mil 230 escuelas abiertas; mientras que se reportaron 28 millones 923 mil 260 alumnos en clases. “Y en lo que se refiere a personal docente, ya tenemos una presencia de dos millones 183 mil 595 docentes”, informó Delfina Gómez este martes.

“Con estos datos podemos observar que afortunadamente y gracias al esfuerzo y participación que se ha tenido por parte de padres de familia, de maestros, de personal administrativo, personal manual, se ha podido ir avanzando”.

Sin embargo, aún no se conoce el impacto que ha tenido la pandemia en los escolares mexicanos. Uno de los aspectos más graves es el rezago que han demostrado los estudiantes, comenta en entrevista con Publimetro, María Bertha Fortoul Ollivier, investigadora y docente de la Universidad La Salle, México.

Uno de los principales rezagos se encuentra en la formación en lectoescritura y en matemáticas. “Se requiere hacer algo para salvarla. Yo hubiera esperado de parte de nuestras autoridades educativas, que al menos este semestre hubiera una política clara encaminada como atender a los estudiantes de preescolar y de primaria que no lograron -por diferentes motivos- adquirir la lectoescritura y las matemáticas”, comenta Fortoul.

“La medida que fue dada de “se aprueban” provocó que tengamos ahora alumnos en tercero de primaria que no saben leer y escribir. Y no hay una política clara de recuperación: ¿qué hacer?, ¿cómo hacerle?, ¿Cómo atender a este a esta población? Porque además esa población está en las zonas más vulnerables en nuestro país. Si no se hace algo, van a seguir pasando a cuarto, a quinto, o sexto con ello y eso es muy preocupante, porque la escritura y el conocimiento básico de las matemáticas son esenciales, no solo para la escuela, sino para la vida”, explica la especialista.

“Hay una cuestión sumamente importante a atender. Las autoridades, más que estar preocupados en un cambio de plan de estudios, deben estar preocupados en lo que está pasando ahorita en las aulas. No ha habido pronunciamientos importantes de cómo se piensa atender este rezago, que igual que pasa en primaria, pasa en secundaria”, concluye.

3 PREGUNTAS CON

María Bertha Fortoul Ollivier, investigadora y docente de la Universidad La Salle, México.

A dos años de que iniciaron las clases en línea y el programa Aprende en Casa, ¿qué lectura nos puede dar del estado actual de la educación en nuestro país?

La educación en línea fue, en un momento, la salida que permitía la atención educativa de niños y jóvenes. Creo que fue una salida no buscada la cual cada quien, a partir de sus propios recursos, trató de echar a andar. Algo que fue sumamente notable fue el desdibujamiento de las instituciones escolares. Es decir, fue una salida pero a nivel de los profesores que actuaron y que fue una primera gran manifestación de que la fuerza que está en el profesorado.

En los primeros tiempos fue muy clara toda esta fuerza del magisterio, de educación básica, de educación media superior y de superior.

Otra cuestión que quedó clara es que no necesariamente los jóvenes tenían la formación en el uso de las plataformas para el aprendizaje. Sí lo tienen para la diversión, pero no para el aprendizaje.

El tema de la inequidad del sistema educativo nacional se puso de manifiesto y la pandemia lo incrementó. Incrementó la inequidad propia del país y por ende de las respuestas educativas, aunque de manera muy diferente si estamos hablando de gente de clase acomodada que de la gente de la gran ruralidad o de la gente de sectores indígenas.

En cuanto al tema de la deserción y abandono escolar, ¿Qué acciones se deberían de tomar en consideración para combatir justamente este tema?

El problema del rezago y de la deserción van juntos. Tenemos los que regresaron a la escuela sin los conocimientos suficientes para estar en el grado que se encuentran -por diferentes posibilidades propias y ajenas–. Están dos años escolares arriba; sin tener los conocimientos suficientes para poderlo correr. Eso nos va a dar que la reprobación y la deserción se incremente en estos que ya regresaron.

Esa es una preocupación importante y hay que sumar a los que no han regresado. Si bien, si se manejan datos, platicando con estudiantes y con maestros, creo que la cifra de los cinco millones de alumnos es una cifra conservadora. Creo que es mucho más que eso de la gente que no está en el sistema, o que regresó sin tener las condiciones suficientes para estar. Me llama muchísimo la atención que no contamos con datos, es decir, todos son a partir de estimaciones de cifras, pero sin mayores diagnósticos será muy difícil seguir el rumbo de la tendencia.

Estamos llegando al final de este periodo escolar ¿Qué panorama podemos esperar a futuro?

Creo que estamos cerrando un año escolar complicado, tratando de incluir algunas prácticas que vayan ayudando y consolidando el regreso de los estudiantes a las aulas. Si bien se ha dicho que ya todos los alumnos tendrían que regresar, queda claro que eso no está pasando y no veo acciones para lograr que los alumnos que no han regresado, regresen. No se ven acciones, solo pocas desde los maestros, pero no se ven acciones desde las autoridades educativas para lograr este regreso.

Creo que los que no han regresado van a seguir igual a lo largo de este año escolar. Las escuelas están buscando lograr un funcionamiento que les permita: primero detectar los niveles en los que están los alumnos y, con el magisterio que es particularmente sensible, sentar algunas de las bases que no tuvieron los alumnos y que se las perdieron, como recuperar la lectoescritura.

Creo que este año está cerrando sin muchas acciones. La escuela, como tal, está volviendo a operar. Creo que así va a acabar este año escolar y mis expectativas hacia el futuro no son muy halagüeñas. El nuevo cambio de programas, creo que no era el momento para hacerlo porque cualquier gente sabe que un cambio de planes de programas de estudio moviliza muchísima energía, porque los maestros necesitan comprenderlo y necesitan estar capacitados para poderlo implementar. Cualquier cambio de plan de estudios necesita tres y cuatro años para poderse lograr, porque si no, va a volver el caos y va a seguir operando un poco como yo diría que están ahorita las escuelas ahora.

Me hubiera gustado que diera un diagnóstico de cómo estamos, cuestión que no se ha dado y no he oído señalamientos importantes de que se vaya a hacer un buen diagnóstico del país, para partir de ahí y poder pensar en estrategias que nos ayuden a mejorar el rezago.

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