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Refinería de Dos Bocas no resolverá problemas de seguridad energética del país, advierten especialistas

Más allá de sí se inaugura funcionando al 100% o no, la refinería de Dos Bocas representa un retroceso en materia energética, advierten especialistas

Este 1 de julio, desde Dos Bocas, Tabasco, el presidente Andrés Manuel López Obrador inaugurará la refinería Olmeca (popularmente conocida como refinería Dos Bocas), con la que promete grandes avances en lograr la autosuficiencia energética; sin embargo, más allá de ello, especialistas señalan que pocas son las acciones que conduzcan a México hacia resolver los graves problemas de seguridad energética del país.

“México requiere reforzar su seguridad energética a través del incremento en la producción de gasolina y diésel que se elabora en el país y así abatir la importación de estos productos que ha llegado al 77%”, explica la Secretaría de Energía a través del sitio oficial de la refinería de Dos Bocas.

“Con el objetivo de incrementar la elaboración de productos de mayor valor agregado en el país, cuidar la balanza comercial e impulsar el desarrollo económico y social del sureste mexicano, el Gobierno de México impulsa la construcción de la refinería Olmeca en Dos Bocas, Municipio de Paraíso, Tabasco”, añade.

Sin embargo, tal concepto va más allá que la refinación de gasolinas, o las demás acciones que se puedan hacer en una refinería. “La seguridad energética abarca mucho más que solo el tema de consumo de combustible. Al contrario, ese concepto tendría que estar enfocado hacia la diversificación del portafolio energético del país, sobre todo en problemáticas que ya estamos observando”, explica a Publimetro Luis Serra, profesor de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey, experto en temas del sector energético.

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Seguridad energética debe incluir fuentes de energía limpia que sean asequibles y que -de alguna manera- conduzcan al cumplimiento de objetivos más amplios, como es el mismo Objetivo de Desarrollo Sostenible número 7, que, en principio, atiende a una población en condiciones de vulnerabilidad, es decir, aquellos que están en condiciones de pobreza y también de vulnerabilidad energética”, añade Serra.

Todo eso no lo va a resolver Dos Bocas. Yo creo que ese es el gran problema que trae inmerso en su propia narrativa el lanzamiento de un proyecto de este tipo”, explica el especialista.

El objetivo para 2023, dejar de comprar gasolinas en el extranjero: AMLO

El pasado 29 de junio, el presidente López Obrador afirmó que prevé que la crisis de precios altos en combustibles se va a prolongar, por lo que su gobierno buscará que el año próximo se pueda procesar toda la materia prima en el país, un objetivo difícil de cumplir.

No hay capacidad suficiente de refinación en el mundo, se dejó de invertir en refinerías. Influyó el hecho de que se pensaba que iba a avanzar más rápido el cambio energético, la transición energética, que ya no se iba a necesitar el petróleo, que los carros eléctricos iban a predominar, que ya no se iba a consumir petróleo. Dejaron de invertir en refinerías y ahora es un doble problema”, comentó López Obrador en su habitual conferencia de prensa.

Fiel a su costumbre, el presidente López Obrador desmintió y desestimó las críticas que ha recibido el proyecto de Dos Bocas y afirmó que este 1 de julio iniciará un periodo de prueba que durará cerca de seis meses. A partir de ahí, se espera que la refinería tenga capacidad de procesar hasta 340 mil barriles diarios de petróleo.

3 PREGUNTAS CON

Luis Serra, Profesor de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey, experto en temas del sector energético.

¿Cuál es tu evaluación de la Refinería de Dos Bocas?

– Creo que hay una atención exacerbada en términos de sí se va a entregar o si va a funcionar al 100% desde un inicio. Es relativamente normal, en proyectos de una envergadura como ésta, que tengan fases de desarrollo. Incluso están planeados a lo largo de distintos horizontes de tiempo para alcanzar su máximo potencial.

El problema es que se ha dado el mensaje de que con este proyecto se resuelve el problema de seguridad energética del país. La realidad es que ese concepto abarca mucho más que solo el tema de consumo de combustible. Todo eso no lo va a resolver un proyecto como Dos Bocas.

Por supuesto que esa narrativa le funciona al presidente, Ahora está la discusión sobre incrementos en tarifas al transporte público concesionado o el tema de precios de gasolina en estaciones de servicio, que son relativamente altos a pesar de que tienen un estímulo fiscal importante (y que pudieran ser más altos por las condiciones en la que ha permanecido el precio internacional de referencia del petróleo).

Un proyecto así va a ser capitalizado por esta administración para decir “Mira esto es lo que estamos haciendo, nadie lo había hecho en los últimos años para poder ayudarte”.

En realidad, este proyecto no va a tener efecto inicial. No va a tener ningún efecto gráfico para reducir el precio y yo diría que hay que estar atentos a las cifras de cómo se va a estar moviendo el estímulo fiscal que otorgue la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). No quisiera especular al respecto, pero sí hay que estar atentos de que podamos observar que se incremente en algún momento, en el corto plazo, con tal de que eso genere una narrativa en términos de decir “el proyecto está funcionando y está empezando a ayudar a esto”.

Por supuesto, eso va a depender mucho de cómo se maneje el precio internacional del petróleo. Es prácticamente seguro que, cuando tenga un vaivén hacia la baja, cuando el precio internacional de referencia caiga generando un efecto positivo en los precios de los combustibles, y pueda reducir un poco esos precios de las gasolinas, el presidente lo primero que va a hacer es hacer este llamado a decir que ese es un logro de la refinería Dos Bocas; cuando -en realidad- no está atado a ese fenómeno.

Por supuesto, en el sector energético, todo el mundo sabe que -decididamente- Pemex pierde dinero al refinar. Con esta refinería no vamos a mejorar las condiciones de la situación financiera y de producción de refinados de Petróleos Mexicanos. Al contrario, le estamos imponiendo un costo adicional porque, de por sí, esta refinería costará más de 50% de lo planeado, entonces, en términos de rentabilidad financiera, en términos de eficiencia de producción, en términos de presupuesto, incluso de planeación de mediano y de largo plazo (de lo que necesita el país), pues es un costo de oportunidad importante para los recursos que la población necesita en otro tipo de energéticos.

El presidente ha dicho en repetidas ocasiones que el objetivo es lograr la autosuficiencia energética. ¿Ese objetivo es posible?, ¿Qué tanto nos acercamos con la refinería de Dos Bocas?, ¿Qué nos falta para lograrlo?

No, todavía estamos en un déficit. De alguna manera si se va a reducir ese porcentaje de importación que tenemos, que es superior al 75% pero, incluso suponiendo que Dos Bocas operará a su máxima capacidad (cosa que no va a suceder en el corto plazo) todavía hay un boquete que tendríamos que estar importando y que por supuesto no llegaría a ese 100% de consumo interno a partir de la producción doméstica.

Más allá de eso: no hay que caer en ese juego. El problema no es la autosuficiencia, el problema es la seguridad energética. La autosuficiencia no tiene ninguna característica deseable, ni desde la perspectiva de eficiencia en la producción y tampoco desde la eficiencia social. ¿Qué quiere decir esto? Para tener esa autosuficiencia estás gastando y estás destinando recursos financieros que tienen un costo de oportunidad y que lo estamos viendo hoy. No gastamos en el sector salud, ni en el sector educativo y tenemos varios elementos que están faltando en componentes estratégicos, debido a la austeridad republicana (que busca entenderse como eficiencia de gastos, pero que en realidad es la utilización de recursos hacia otros propósitos, como esta refinería, el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles). Esos son costos de oportunidad.

Son elementos que se utilizan para un propósito, pero que tuvieron posiblemente otro fin “más útil”. Pero ese fin “más útil” debería estar encaminado, en el caso específico del sector energético, a inversiones en infraestructura, por ejemplo, para tener un transporte más limpio.

Tenemos una problemática de fondo, que evidentemente es el cambio climático. También se necesita acción para atender las emisiones de partículas PM10, PM20, que provienen de la generación eléctrica a partir de fuentes fósiles de energía. Eso tiene afectaciones directas y muy inmediatas en la población y también, por supuesto, de las emisiones que genera el transporte con el consumo de estas gasolinas.

A mediano plazo, lo que te debe importar -como país- es una estrategia de seguridad energética.

La seguridad energética implica, en el corto plazo, atender la necesidad de consumo de la población. Es decir, te demanda gasolina y hay que atender y para eso importas gasolina porque te sale más barato que estar generando y así le impones menos costos a la población. Y no tienes ningún problema en hacerlo, nadie te va a cerrar la frontera ni te va a decir “oye, no te vendo gasolina”.

Ahora, en el mediano y largo plazo, ¿Qué se necesita para lograr la seguridad energética? Asegurarte que tus fuentes de energía sean limpias, que tengan ese componente de reducción de emisiones y de eficiencia energética. Y eso no está en los combustibles fósiles. Entonces, tienes que orientar tus esfuerzos de inversión en infraestructura hacia sectores que sí te desplieguen esas fuentes de energía.

La refinería va en el sentido contrario al interés público, al interés de la sociedad mexicana, que es poder tener fuentes de energía confiables, limpias y accesibles para todos.

El tema de la refinación de combustibles en realidad va a estar beneficiando a un sector de la población que no es el que está en condiciones de vulnerabilidad. Cuando bajas el precio de la gasolina, no estás beneficiando a la gente más necesitada. Estás beneficiando al 30% más rico de la población. Cada vez que hay una reducción en el precio de la gasolina, hay evidencia que beneficia al 30% de la población con más alto ingreso.

Eso quiere decir que el beneficiario final de este tipo de proyectos no es, ni siquiera, el grueso de la población mexicana.

Me parece que ese tipo de discusiones sobre la autosuficiencia ya no caben en un entorno actual. Yo creo que desde los años 80 ya no cabe una discusión así. Esa es una discusión que quedó rezagada en el tiempo, probablemente por ahí de los años 50, 60 o 70, cuando México tuvo un período de sustitución de importaciones, y abanderó alianzas del estado productor y modelos de economía estatizados, donde básicamente los países estaban encerrados y no tenían comercio internacional.

En el marco de un entorno globalizado, con las facilidades de las cadenas de valor, con la eficiencia que puede generar eso en tu producción, con un tratado de libre comercio como el T-MEC, es un costo de oportunidad y un uso ineficiente de los recursos públicos.

AMLO dijo que la crisis por el precio alto de los combustibles se va a prolongar. ¿Cuál es tu lectura de lo que sucede en este momento?

– En el precio de las gasolinas, uno de los componentes importantes es el precio de referencia, que es el precio internacional del petróleo.

El único elemento que como país se puede atacar, son los otros componentes del precio de la gasolina. Puedes reducir los costos de transporte, los costos de fletes, puedes afectar también toda la infraestructura de distribución, puedes generar eficiencias incluso en la regulación que tienes de las estaciones de servicio para que te den litros de a litro. Vamos, en todas las áreas que quedan fuera del precio internacional, el Estado mexicano puede -y tiene toda la potestad- de afectarlas a través de regulación y a través del diseño de instrumentos que faciliten a los actores (ya sea Pemex o privados) para que puedan otorgar estos servicios de una mejor manera. También puede generar una infraestructura que permita que otros lo hagan, cosa que [el gobierno de México] ya no ha querido hacer.

Por ejemplo, está el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que podrían decidir disminuirlo, pero eso es un tema recaudatorio que le interesa al gobierno. Desde mi perspectiva, es correcto tener un IEPS alto a un combustible de origen fósil porque te mitiga el que la gente lo use de manera dispendiosa

El mercado, mientras persista el conflicto entre Rusia y Ucrania, va a seguir en una nota bastante alta. Va a seguir empujando las creencias al alza en el precio de referencia, entonces eso no lo va a poder modificar esta administración.

Es peligroso lo que están haciendo porque básicamente están dejando de lado todas las áreas donde sí pueden afectar el precio hacia la baja en los combustibles y si este conflicto dura más tiempo, o escala (cosa que todavía es algo que puede suceder) pues no va a tener ninguna forma de afrontarlo.

El hecho de que tengamos un precio promedio de 24 pesos en las gasolinas, al día de hoy, honestamente es parte de utilizar un estímulo fiscal que se podría estar utilizando en otras cosas, en otros servicios, en otros bienes que necesita la población: salud, el primero de ellos. Y no se está usando. Se está usando para esconder, maquillar la ineficiencia en la política energética que ha habido en el área de combustibles, donde no se ha permitido la participación de privados, donde no se ha permitido la convergencia de actores que, con el marco institucional imperante, te permita justo desplegar una estrategia de desarrollo, de infraestructura en beneficio de la población. Yo creo que es una apuesta muy arriesgada lo que hace la administración.

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