La brecha de movilidad social sigue siendo una constante que atenta contra el derecho a la educación en México, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) del Inegi, los hijos de padres que nada más estudiaron la primaria tienen un 45.7% menor probabilidad de acceder a una universidad.
Por ello, el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) emitió un llamado al gobierno para redireccionar los recursos enfocados que tienen como objetivo coadyuvar a los jóvenes de México a estudiar. No obstante, aunque la brecha sigue existiendo, se destaca que tanto los hijos de padres con primaria como los hijos de profesionistas incrementaron sus posibilidades de entrar a la universidad en un 3% en promedio.
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El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) observó que, de 2016 a 2022, la posibilidad de que los hijos de padres con estudios de 0 a 6 años subieron de 11.8% a 14.8%; lo mismo ocurrió con los hijos de padres con 12 años o más de estudios, pues pasaron de 57.4% a 60.5% en el mismo periodo.
No obstante, la brecha es prácticamente la misma, es decir, la desigualdad preexistente al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) casi no tuvo variaciones. En 2016 fue de 45.6%; en 2018, de 46.5%; en 2020, de 44.9%; y 2022, de 45.7%, promediando 45.6% en los periodos observados.
Esto quiere decir que es cuatro veces más probable que el hijo de una persona con estudios superiores pueda llegar a la universidad que el hijo de alguien con la primaria o menos; sin embargo, existen datos que apuntalan a una ligera movilidad escolar que destacó el CEEY, pues alrededor del 70% de las personas entre 18 y 24 años de edad cuentan con dos años más de educación que sus padres.
A pesar de estos indicadores, el Inegi y el Mexicanos Primero advierten otros riesgos en la educación, ya que la deserción, la movilidad escolar y la baja calidad en educación comenzaron a hacerse presentes en los últimos años, por lo que las asociaciones civiles urgieron a revertir este avance antes de que afecten a más jóvenes.
Por un lado, Mexicanos Primero reportó que de 2019 a 2022 la cantidad de alumnos matriculados en la república se redujo 5.4%, pasando de 25.4 millones a 24.1 millones, es decir, hay 1.3 millones estudiantes menos. Aunado a esto, de acuerdo con la evaluación de PISA para jóvenes de 15 años aplicada en 2022, al menos el 44.7% de ellos están por abajo del nivel mínimo aceptable en comprensión lectora.
Es por ello que el CEEY reportó que la movilidad académica también se ha visto afectada, pues ésta se redujo del 72.3%, en 2016, a 68.2%, en 2022; asimismo, la movilidad descendente se incremento del 17.9% al 20.5% en el mismo periodo.
Finalmente, el Centro de Estudios expuso la probabilidad de que el hijo de una persona con en nivel básico de escolaridad pueda subir en esta escala. Los rangos tabulados quedaron divididos en tres: 1) nivel básico es de 7 a 9 años, que es hasta la secundaria terminada; 2) 10 a 12, que es el nivel medio superior; y 3) de 12 o más, que es de universidad a posgrado.
La probabilidad de quedar en el primer rubro, al 2022, es del 33.6%; para el segundo, 37.3%; y para el tercero, 14.8%, lo cual demuestra una relación positiva de movilidad en relación a 2016, pues estas mismas mediciones eran del 35.3%, 33.7% y 11.8%, respectivamente. Sin embargo no se rompe la barrera de iniquidad en educación superior.
Otro factor que incide en el acceso a la educación superior es la falta de oferta, pues las principales universidades públicas de México sólo pueden recibir, en promedio, el 7% de todos los aspirantes que aplican, dejando fuera a casi 200 mil jóvenes cada año.
