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Cuarto muelle en Cozumel: entre la promesa turística y el enojo ciudadano

Aunque Cozumel es el segundo puerto de cruceros más importante del mundo, cuatro de cada 10 habitantes viven en pobreza. Los beneficios, dicen, no llegan al pueblo

En esta fotografía del 9 de junio de 2010, un crucero atraca en Cozumel, México AP (J Pat Carter/AP)

La isla de Cozumel es uno de los destinos más emblemáticos del Caribe mexicano. Sus arrecifes, playas y ambiente tranquilo lo han convertido en un punto de referencia mundial para el turismo de cruceros. Sin embargo, la propuesta para construir un cuarto muelle en la parte occidental de la isla ha desatado una intensa polémica entre el Gobierno federal y habitantes de la comunidad.

Esta semana, durante la conferencia mañanera de la presidenta Claudia Sheinbaum, Publimetro preguntó sobre el tema. La mandataria respondió que “el proyecto aún no ha sido autorizado” y que “necesita una manifestación de impacto ambiental”. Sin embargo, en Cozumel, las obras preliminares y el descontento ya son una realidad.

¿Qué está pasando con el cuarto muelle?

Desde 2022, se ha discutido la posibilidad de ampliar la capacidad portuaria de Cozumel con una nueva terminal de cruceros. De concretarse, el cuarto muelle se sumaría a los tres ya existentes: Punta Langosta, Puerta Maya y SSA México.

El proyecto busca aumentar el flujo de cruceros que arriban a la isla, reforzando su estatus como uno de los puertos más visitados del planeta. De acuerdo con datos de la Secretaría de Turismo, Cozumel recibió en 2023 más de 3.5 millones de cruceristas, generando una derrama estimada en 742 millones de dólares.

Pero los habitantes tienen otra lectura: pese a ser una potencia turística, Cozumel es el municipio más endeudado per cápita del país y más del 40% de su población vive en situación de pobreza.

La postura oficial: no hay autorización… todavía

Al ser cuestionada en Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum señaló que el proyecto del cuarto muelle “aún no ha sido autorizado formalmente” y reiteró que “debe pasar por todos los requisitos ambientales”.

“Para poder autorizar cualquier proyecto se requiere una Manifestación de Impacto Ambiental. Si no está, no se puede construir”, aseguró la mandataria ante medios.

Esta postura busca dar un mensaje de calma ante las denuncias ciudadanas, pero en la isla la percepción es distinta. Vecinos, activistas y organizaciones han documentado avances de obra y movimientos de maquinaria en la zona costera conocida como “Villa Blanca”.

Tres razones por las que el pueblo dice “no”

Los argumentos contra el cuarto muelle son tres y van más allá del rechazo al turismo. No se trata de oponerse al desarrollo, dicen, sino de exigir que los beneficios realmente lleguen a la gente y no destruyan los recursos naturales de los que depende la economía local.

1. Razón económica: el dinero no se queda en la isla

Aunque se presume que los cruceros generan cientos de millones de dólares al año, ese dinero no llega a las comunidades. Cozumel tiene problemas graves de infraestructura: la basura no se recolecta adecuadamente, el drenaje es obsoleto y hay cortes constantes de agua potable.

“¿De qué sirve que lleguen millones de turistas si seguimos sin servicios básicos?”, comenta Ana Karen, joven cozumeleña de 25 años. “Nos venden la idea del progreso, pero en los barrios eso no se ve”.

A esto se suma una estructura de ingresos turísticos controlada por grandes navieras y cadenas internacionales, donde el consumo ocurre dentro de los barcos o en negocios franquiciados. El comercio local queda marginado.

2. Razón social: es una de las pocas playas públicas

El cuarto muelle pretende construirse sobre una franja costera donde se encuentra una de las últimas playas públicas de la zona oeste de Cozumel. Es un sitio emblemático para locales: sin necesidad de auto, muchas familias acuden a esta playa para nadar, convivir o simplemente ver el atardecer.

“Nos quieren quitar el único pedazo de mar que nos queda”, dice Rubén, pescador jubilado. “Todo lo demás ya es de hoteles o está privatizado”.

La pérdida del acceso al mar no solo es un tema recreativo: también implica desplazamiento social y despojo de espacios comunitarios.

3. Razón ecológica: amenaza a los arrecifes y manglares

Quizá el argumento más fuerte es el ambiental. El muelle está proyectado justo frente al Arrecife Villa Blanca, una formación coralina que funciona como barrera natural ante huracanes y es hogar de cientos de especies.

“Los arrecifes son nuestra defensa contra el cambio climático. Destruirlos por un muelle es dispararse en el pie”, alerta la bióloga marina Ingrid Gómez.

Además, se teme que los trabajos afecten los manglares cercanos, fundamentales para el equilibrio costero. La construcción podría destruir hábitats clave y disminuir el atractivo turístico de la isla, que paradójicamente es lo que el proyecto dice querer fortalecer.

¿Quién está detrás del proyecto?

El cuarto muelle está promovido por SSA México, la misma empresa que opera uno de los muelles actuales, en conjunto con socios estratégicos del sector naviero. La concesión fue avalada en el sexenio anterior por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, con apoyo del Gobierno estatal.

Pero ahora, con el cambio de administración federal y la postura más ambientalista de Sheinbaum, el proyecto podría entrar en pausa... o al menos en revisión.

Protestas, amparos y resistencia local

Desde hace dos años, colectivos como Cozumel Unido, Salvemos la Playa y Red de Guardianes del Arrecife han realizado movilizaciones, recogido firmas y promovido amparos para frenar el proyecto.

Uno de sus mayores logros fue conseguir una suspensión temporal por parte de un juez federal en 2023, sin embargo, esa medida fue revertida meses después. Hoy las protestas han retomado fuerza tras la visibilidad que el tema ha ganado a nivel nacional.

“Vamos a seguir alzando la voz. Este proyecto debe discutirse con la comunidad, no a espaldas del pueblo”, dice Fernanda Montero, vocera del movimiento ciudadano.

¿Y el turismo?

Es cierto que Cozumel vive del turismo. Pero, para los opositores, eso no significa que se deba apostar ciegamente por cualquier proyecto con tal de atraer visitantes.

“La ironía es que quieren construir un muelle sobre el arrecife... y los turistas vienen justamente a ver los arrecifes”, dice Jonathan Salas, guía de snorkel.

Varios operadores turísticos independientes también se han manifestado en contra, señalando que hay otras formas de diversificar el turismo sin destruir el entorno.

¿Qué sigue?

A la fecha, la Manifestación de Impacto Ambiental aún no ha sido publicada en la Gaceta Oficial ni sometida a consulta pública. Activistas exigen que el proceso sea transparente, que haya foros ciudadanos y que se detengan las obras hasta que se cumplan los requisitos legales.

Mientras tanto, la respuesta de Sheinbaum abre la puerta a una revisión técnica y política del proyecto.

La polémica por el cuarto muelle de cruceros en Cozumel no es solo una disputa local: es un espejo de los dilemas que enfrenta México entre el turismo de masas, la protección ambiental y la justicia social.

En la isla hay voces que quieren desarrollo, sí, pero con reglas claras y con beneficios reales para todos. La decisión está ahora en manos del Gobierno federal, que deberá demostrar si su compromiso con el medio ambiente y el bienestar comunitario es solo discurso o también se traduce en hechos.

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