En un mensaje claro y contundente, la ministra Margarita Ríos Farjat aseguró que “la autoridad moral de la Judicatura no proviene de las investiduras formales, sino de la capacidad de los juzgadores para mantenerse incorruptibles e independientes”.
Este llamado a la integridad se dio durante la entrega de reconocimientos a la trayectoria de jueces y juezas del Sexto Circuito y del Centro Auxiliar de la Segunda Región.
Desde el corazón del Poder Judicial de la Federación, la ministra advirtió que la autonomía y la independencia judicial, pilares fundamentales de una República democrática, enfrentan amenazas constantes por parte de quienes buscan ejercer el poder sin límites.
Por ello enfatizó la necesidad de que los juzgadores se mantengan firmes ante cualquier presión.
“Se es una persona autónoma y crítica respecto a todo y a todos, o no se es respecto a nada”
— Ministra Margarita Ríos Farjat
Durante el evento también participó la consejera de la Judicatura Federal, Lilia Mónica López Benítez, ambas coincidieron en que el retiro de una persona juzgadora no representa simplemente el cierre de un expediente, sino el reconocimiento a una vida dedicada a sostener uno de los pilares más frágiles pero esenciales de la democracia: la confianza ciudadana en la justicia.
La ministra recordó que quienes hoy concluyen su carrera judicial han sido testigos y protagonistas de una transformación profunda dentro del Poder Judicial: de un sistema más cerrado a uno que coloca los derechos humanos en el centro de sus decisiones.
“Sus resoluciones ya no son solo interpretaciones de la ley, sino herramientas de transformación social”, afirmó.
Ríos Farjat también reconoció el papel que jueces y juezas han jugado en la consolidación del constitucionalismo mexicano, uno que busca situar a las personas como el eje de la justicia.
Este avance, dijo, no sería posible sin la integridad, la vocación y el sacrificio de quienes han portado la toga con dignidad.
La ceremonia no solo rindió homenaje a trayectorias ejemplares, sino que sirvió como un recordatorio del papel crucial que desempeña la independencia judicial en la defensa de los valores democráticos.
Al cerrar su intervención, la ministra reiteró el mensaje clave: la verdadera autoridad de un juez no está en el cargo que ocupa, sino en su capacidad de actuar con honestidad, sin ceder ante influencias externas, y enfatizó que “mantenerse incorruptible e independiente no es solo un deber profesional, es un compromiso con la democracia”.
