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Radicalización digital de los incel como Ashton del CCH Sur enciende las alertas

El caso del alumno que mató a su compañero en un ataque directo abrió la discusión sobre el impacto que tienen los grupos radicales en internet

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El término incel se acuñó en 1997 como parte de un proyecto en línea creado por una joven canadiense que buscaba dar apoyo a personas solitarias. (Imagen generada con G)

La crisis de salud mental entre los jóvenes de México va más allá de la depresión o de la llamada ‘generación de cristal’, considerados súpersensibles e intolerantes a la frustración, ahora el ataque con arma blanca ocurrido en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur de la UNAM, que dejó un estudiante muerto y dos personas heridas, abrió la discusión sobre el impacto que tienen las comunidades incel en la radicalización juvenil en internet.

El agresor, identificado como Ashton “N”, de 18 años, fue detenido tras intentar quitarse la vida al lanzarse de un segundo piso, luego de atacar con una guadaña a Jesús Israel, de 16 años, provocándole la muerte con una herida en el cuello.

También resultaron lesionados un trabajador administrativo de 65 años y otro alumno, por lo que el caso se investiga como homicidio calificado y lesiones dolosas; sin embargo, horas después del ataque, usuarios de redes sociales revelaron que Ashton participaba en grupos de WhatsApp y Facebook vinculados con la ideología incel (involuntary celibate, o “célibe involuntario”).

Por medio de esas publicaciones, el joven compartía frustraciones sobre su vida personal y resentimiento hacia las mujeres, e incluso en algunos de estos foros, el ataque fue celebrado.


Un mensaje atribuido a Ashton antes de la agresión —“no pienso irme solo”— conecta con un patrón identificado en ataques similares ocurridos en otros países, donde agresores influenciados por estas comunidades justifican la violencia como “retribución” frente al rechazo social o afectivo.

¿Los incel son un grupo de Rradicalización digital?

Organizaciones como Zerotolerance explican que los algoritmos de redes sociales facilitan que los adolescentes sean expuestos a la llamada manosfera, un ecosistema de foros y páginas que promueven visiones regresivas sobre las mujeres y la masculinidad.

Los incels son uno de sus subgrupos más extremos, con un historial de más de 50 ataques violentos en la última década a nivel global.

Tras los hechos ocurridos en el CCH Sur, la Asociación Psicológica Raíces Violetas A.C. advirtió que estos espacios “no son foros de desahogo, sino comunidades que perpetúan la misoginia y llegan a normalizar la violencia contra las mujeres”.

Expertos coinciden en que los incels deben abordarse no solo como un asunto de seguridad, sino también como un problema de salud mental y prevención digital.

¿Qué son los incels y cómo surgen?

El término incel se acuñó en 1997 como parte de un proyecto en línea creado por una joven canadiense que buscaba dar apoyo a personas solitarias.

Con el tiempo, el concepto se transformó en una subcultura digital marcada por la misoginia, que culpa a las mujeres de negarles relaciones sexuales o afectivas.

Una publicación de la BBC refiere que en estos espacios se utilizan términos como Chad y Stacey para ridiculizar a los hombres con éxito amoroso y a las mujeres atractivas, mientras que ellas son deshumanizadas como “foid” o “femoide”.

Aunque no todos los incels son violentos, diversos ataques en Estados Unidos, Reino Unido y Canadá han sido cometidos por jóvenes activos en estos foros, como Elliot Rodger (2014) o Jake Davison (2021).

En México, el caso del CCH Sur es el primero que se vincula de forma tan clara a esta ideología, aunque esta ideología empezó a conocerse a través de la serie Adolescencia de la plataforma Netflix.

Frase:

“No se trata sólo de ‘palabras en internet’: hay estudios y análisis que han relacionado parte de esta subcultura con actos de violencia y con discursos que radicalizan a personas vulnerables. Por eso es importante denunciar, no normalizar ni romantizar ese discurso; y, sobre todo, proteger a las posibles víctimas”

—  Asociación Psicológica Raíces Violetas.
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