MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
Sudáfrica se despide este sábado, 1 de enero, del arzobispo emérito Desmond Tutu, uno de los grandes símbolos de la lucha contra el Apartheid y Premio Nobel de la Paz, fallecido el pasado domingo, a los 90 años.
Los restos de Tutu llegaron el 30 de diciembre a la catedral de San Jorge, en Ciudad del Cabo, donde se instaló su capilla ardiente. En esa misma iglesia se oficiará este sábado su funeral, previsto para las 10:00 hora local (8:00 GMT).
Las cenizas del arzobispo se enterrarán en el mausoleo de la catedral, según ha informado la agencia DPA. La televisión estatal sudafricana retransmitirá el funeral y el entierro de Tutu.
LUTO NACIONAL
El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, anunció el lunes que el país permanecería de luto hasta este 1 de enero, fecha del funeral del arzobispo emérito Desmond Tutu.
Ramaphosa destacó que Tutu «fue uno de los mejores patriotas de la nación» y «un hombre de valor inamovible, convicciones basadas en principios y cuya vida fue dedicada al servicio de otros».
El presidente sudafricano fue el encargado de anunciar la muerte de Tutu, que describió como «otro episodio de duelo nacional durante el adiós a una generación» que entregó «una Sudáfrica liberada», como señaló en el comunicado oficial recogido por News24.
Tutu había sido hospitalizado a principios de mes a causa de una infección.
El antiguo arzobispo de Ciudad del Cabo se retiró de la vida pública en 2010, si bien ha seguido abordando desde entonces distintos temas, incluida la corrupción en la élite política del país africano.
El nombre de Tutu está unido por importancia al del gran líder de la lucha por los Derechos Civiles en Sudáfrica, Nelson Mandela, unidos a pesar de sus diferencias en la lucha contra el Apartheid en Sudáfica; una política de segregación racial «por naturaleza mala, inmoral y absolutamente irreconciliable con la palabra de Dios», declaró en su día el sacerdote anglicano, nacido en 1931 en Klerksdorp, en la antigua república del Transvaal, durante lo que se conocía por aquel entonces como la Unión Sudafricana.
Su figura comenzó a cobrar prominencia a partir de 1978, como director del Consejo Eclesiástico Sudafricano, punta de lanza en su campaña contra la segregación. Seis años después, Tutu recibiría el Premio Nobel de la Paz, antes de ser elegido como arzobispo de Ciudad del Cabo en 1986, uno de los años más violentos de la era del Apartheid.
En esos momentos, Tutu redobló sus esfuerzos para conseguir la imposición de sanciones contra el Gobierno, dirigió marchas de protesta y usó su púlpito para desafiar la represión estatal. Con la victoria de Nelson Mandela como primer presidente de la República Sudafricana en 1994, Tutu asumió un nuevo papel como presidente de la Comisión de Verdad y Reconciliación del país.
La comisión investigó las atrocidades del Apartheid, y Tutu pasó a adoptar una función unificadora entre blancos y negros del país, al tiempo que adoptó una postura crítica contra los sucesivos gobiernos del histórico Congreso Nacional Africano, el partido de Mandela, al que afeó durante años sus escándalos de corrupción, el mayor obstáculo para alcanzar la utopía de la «nación arcoíris» en la que esperaba que se convirtiera el país.
De 2007 a 2013, ya en sus últimos años de vida pública, Tutu presidió la organización de Los Ancianos, un grupo independiente de veteranos líderes mundiales que trabajaron juntos por la paz y los Derechos Humanos.