MADRID, 10 Ene. (EDIZIONES)
Melissa Tonkin, de 42 años, estaba fotografiando a los gibones del zoológico de Adelaida, en el sur de Australia, cuando vio a un gibón que claramente no le gustaba la presencia de un ave que estaba nadando en un lago cercano.
Según Melissa: «El gibón no dejaba de correr cada vez que la gallineta estaba cerca; tal vez el gibón pensaba que el ave estaba invadiendo su territorio, o tal vez el gibón sólo se estaba divirtiendo y jugando».
Finalmente, el gibón se fue a jugar a los árboles, pero volvía cada vez que la gallineta hacía acto de presencia. «Fue muy entretenido y bonito de ver, los gibones son siempre muy divertidos de ver», explicó Melyssa.