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Miles de palestinos obtienen la residencia legal

CIUDAD DE GAZA (AP) — Khader al-Najjar no ha podido salir de la Franja de Gaza desde que regresó a este territorio palestino hace 25 años, ni siquiera para hacerse tratar una dolencia en la espalda o para despedir a su madre, fallecida el año pasado en Jordania. ¿La razón? Israel no permite que la Autoridad Palestina le emita una tarjeta nacional de identidad.

Esto hizo que fuese prácticamente imposible salir de ese territorio, incluso antes de que Israel y Egipto iniciasen un feroz bloqueo luego de que la organización Hamas asumió el control de Gaza en el 2007.

En los últimos meses, no obstante, Israel aprobó la residencia de miles de palestinos que viven en la Margen Occidental y en Gaza, en un esfuerzo por aliviar las tensiones al tiempo que mantiene su control de las vidas de más de 4,5 millones de palestinos.

“Sufrí mucho”, dice al-Najjar, un carpintero de 62 años, quien relató una serie de “pesadillas” asociadas con sus esfuerzos por conseguir permisos para salir del territorio. Ahora es uno de más de 3.200 palestinos de Gaza que pronto recibirán su tarjeta nacional de identidad.

Ello le permitirá viajar, aunque todavía deberá sortear una cantidad de obstáculos burocráticos asociados con el bloqueo. Israel dice que las restricciones son necesarias para contener a Hamas, mientras que los palestinos consideran el bloqueo como una forma de castigar a los 2 millones de palestinos de Gaza. Israel retiró sus soldados y los asentamientos de Gaza en el 2005 y dos años después Hamas expulsó a las fuerzas de la Autoridad Palestina. Pero los israelíes siguen manejando el registro de la población, un banco de datos computarizado con nombres y números identificatorios. Los palestinos y la mayor parte de la comunidad internacional consideran a Gaza parte de los territorios ocupados.

Se calcula que decenas de miles de palestinos no tienen residencia legal, lo que hace que les resulte prácticamente imposible cruzar las fronteras internacionales o los puestos de control israelíes a lo largo de la Margen Occidental. La mayoría son personas que regresaron tras vivir en el exterior y que Israel se ha negado a incorporar a su registro de ciudadanos.

Ahed Hamada, alto funcionario del ministerio del interior, dice que hay más de 30.000 palestinos sin residencia tan solo en Gaza.

Israel accedió a dar les la residencia a unos 13.500 palestinos en lo que presenta como un gesto de buena voluntad tras recientes encuentros entre el ministro de defensa Benny Ganz y el presidente palestino Mahmoud Abbas. Fueron los primeros contactos de ese tipo en más de una década.

El actual gobierno israelí –una coalición de partidos tanto a favor como en contra de la estadidad palestina– descartó iniciativas grandes para resolver el conflicto, pero dijo que quiere mejorar las condiciones de vida en los territorios. También desea ayudar a la Autoridad Palestina, que está perdiendo popularidad. La AP gobierna partes de la Margen Occidental y coordina la seguridad de la zona con Israel.

Después de reunirse con Abbas, Gantz se comprometió a seguir promoviendo “medidas que generan confianza en las áreas económica y el civil”.

Los palestinos de Gaza bailaron de alegría mientras hacían cola para recibir las notificaciones de que se les permitiría solicitar documentos de identidad y pasaportes. Algunos lloraron de la emoción, mientras otros se veían acongojados al comprobar que no estaban en esa lista.

Hamas, que ha librado cuatro guerras con Israel –la más reciente en mayo–, criticó los encuentros entre Abbas y Gantz, diciendo que “conspiran contra el espíritu nacional” de los palestinos.

El tema de la residencia se remonta a 1967, cuando Israel se apoderó del este de Jerusalén, la Margen Occidental y Gaza tras librar una guerra con sus vecinos árabes. Los palestinos quieren que esos tres territorios sean parte de un estado propio.

Tres meses después de la guerra, Israel hizo un censo y registró solo a los palestinos que estaban físicamente presentes en los territorios. Israel permitió a algunos de los que se habían ido visitar a familiares con visas temporales. Muchos de ellos se quedaron una vez vencidos sus permisos, a la espera de poder normalizar su status una vez sellada la paz.

Pero nunca hubo un acuerdo de paz e Israel suspendió las reunificaciones familiares tras una segunda “intifada”, como se denomina a los alzamientos palestinos contra la ocupación israelí, en el 2000.

Los palestinos tampoco pueden ir de la Margen Occidental a Gaza, con pocas excepciones. Los últimos acuerdos, no obstante, conceden la residencia en la Margen Occidental a unos 2.800 palestinos que llegaron de Gaza antes del 2007 y que corrían peligro de ser deportados.

Gisha, una organización que defiende los derechos de los palestinos, incluida la libertad de movimiento, dice que más que un gesto de buena voluntad, lo que hace Israel es simplemente cumplir con compromisos internacionales.

“En cierta medida, este es un problema creado por las políticas israelíes hacia los palestinos”, dijo Miriam Marmur, una portavoz de Gisha. “Y quedan miles de personas que no tienen un status legal y millones que siguen sometidas al régimen de permisos”.

Al-Najjar, quien vivió en Jordania antes de ir a Gaza, fue uno de los afortunados. Él, su esposa y sus cuatro hijos recibieron la residencia este mes. “Gracias a Dios, puedo ir a visitar a mis hermanas y mi familia (en Jordania) ahora que tenemos pasaportes”, manifestó.

Los extranjeros –generalmente palestinos nacidos en otros países– que se casaron con palestinos en los territorios enfrentan dificultades parecidas.

Tareq Hamada dice que sigue esperando la residencia para su esposa, una palestina que vino a Gaza desde Kuwait en 1997. Ella, afirma, sueña con ir de peregrinaje a la Meca, pero no ha podido hacerlo al no tener papeles.

Fayeq al-Najjar, pariente lejano de Khader, trató de regresar a Gaza desde Libia en el 2008, pero no fue autorizado por Egipto al no tener el documento nacional de identidad. Volvió ilegalmente, a través de un túnel. Pidió el documento de identidad, pero por ahora no se lo han concedido.

“Tengo hermanas en Egipto que quisiera visitar”, declaró. “Tengo 60 años. ¿Cuándo me darán el documento de identidad? ¿Cuándo esté en las puertas de la muerte?”.

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Fares Akram (desde Hamilton, Canadá) y Joseph Krauss (Jerusalén) colaboraron en este despacho.

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