MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, está de nuevo en el punto de mira por las informaciones que apuntan a la celebración de una fiesta en el jardín de Downing Street el 20 de mayo de 2020, durante el primer confinamiento impuesto en el país por la pandemia de COVID-19.
Según ha recogido este martes la prensa británica, alrededor de unas cien personas fueron invitadas a tomar unas copas en el jardín de Downing Street. Cada invitado debía llevar su propia bebida y, según varios testigos, Johnson y su esposa, Carrie, se encontraban entre los asistentes.
La cadena de televisión británica ITV ha publicado el correo electrónico de invitación a la reunión, en el que se especifica que el evento se realizaría con «distancia social». El confinamiento en Reino Unido estaba en vigor el 20 de mayo y no fue hasta doce días después, el 1 de junio, que las autoridades británicas relajaron las restricciones para permitir a grupos de hasta seis personas reunirse en exteriores.
La Policía Metropolitana ha señalado que está «en contacto» con el Gobierno debido a estas informaciones, que apuntan a una posible «violación» de las normas impuestas en el marco de la pandemia. Johnson, por su parte, ha rechazado confirmar si estaba entre las personas que se reunieron, una treintena en total.
Las críticas a Johnson no se han hecho esperar. El Partido Laborista ya ha avisado de que el ‘premier’ se enfrentará a «preguntas» si se confirma que finalmente asistió al evento.
Mientras, el Comité de Estándares en la Vida Pública, un organismo de control, ha acusado al Ejecutivo de Johnson de ser, como mínimo, «descuidado» en su enfoque para mantener estándares adecuados, subrayando polémicas como las de las fiestas durante los confinamientos, ha informado la agencia PA Media.
No es la primera vez que el Gobierno de Johnson recibe críticas por la celebración de fiestas en los momentos más duros de la pandemia. El 18 de diciembre de 2020, cuando regía otro confinamiento en Reino Unido, se celebró una fiesta a la que asistieron «decenas» de personas. La doctrina oficial pasaba entonces por prohibir las reuniones en interiores salvo para miembros de una misma burbuja familiar y limitar al máximo los contactos.