GIGLIO, Italia (AP) — Han pasado 10 años desde que el crucero Costa Concordia chocó contra un arrecife de coral en la isla de Giglio, en Italia. Pero para los pasajeros a bordo y los residentes que los recibieron en tierra, los recuerdos de esa noche espeluznante y gélida siguen siendo traumáticos.
Los platos que salieron volando cuando el barco chocó. El apagón causado cuando la sala de máquinas se inundó y el generador eléctrico se estropeó. La frenética huida por abandonar el buque y luego, la extraordinaria generosidad de los habitantes de la isla de Giglio, que donaron ropa y alojamiento a los sobrevivientes hasta que pudieran ser llevados a la península italiana.
Italia conmemora el jueves el 10mo aniversario del naufragio con una serie de eventos que culminarán con una vigilia a la hora exacta del choque: las 9:45 p.m. del 13 de enero de 2012. Los eventos recordarán a las 32 personas que perecieron, y a los 4.200 sobrevivientes, pero también a los habitantes de Giglio que recibieron a pasajeros y tripulantes y vivieron con dos años con el casco del Concordia hasta que pudo ser enderezado y llevado para su uso como chatarra.
“Para nosotros los isleños, cuando hablamos de cierto momento, siempre usamos como referencia si fue antes o después del Concordia”, expresó Matteo Coppa, que en ese entonces tenía 23 años y estaba pescando cuando vio al buque chocar y ladearse.
“Me lo imagino como un clavo en una pared, algo que marca una fecha, que separa lo que pasó antes y después”, añadió, rememorando cómo ayudó a rescatar a los estremecidos y congelados sobrevivientes.
El aniversario ocurre en momentos en que la industria de los cruceros se encuentra en crisis debido a la pandemia del coronavirus.
El mes pasado, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) recomendaron no viajar en cruceros, independientemente del estatus de vacunación contra el COVID-19.
Para Georgia Ananias, una sobreviviente del Concordia, la crisis del COVID-19 es apenas la más reciente prueba de que la industria de los cruceros no está haciendo lo debido para proteger a los pasajeros. Los pasajeros del Concordia fueron prácticamente abandonados a su propia suerte luego que el capitán llevó al barco demasiado cerca de la costa como parte de una maniobra. Seguidamente, demoró una orden de evacuación hasta que era demasiado tarde y no era posible bajar los botes salvavidas porque el barco estaba demasiado inclinado.
“Siempre me digo, esto no me va a definir, pero no tengo otra opción”, contó Ananias en una entrevista desde su casa en Los Ángeles.
“Todos sufrimos de síndrome de estrés postraumático. Sentimos culpa de haber sobrevivido mientras otras 32 personas murieron”, añadió.
Fiscales señalaron las demoras en las órdenes de evacuación y a las instrucciones confusas de la tripulación como causantes del caos estallado cuando los pasajeros corrieron a salvarse. El capitán Francesco Schettino está cumpliendo una condena de 16 años de cárcel por homicidio culposo, causar un naufragio y abandonar el barco antes de que fueran evacuados todos los pasajeros y tripulantes.
Ananias y su familia rechazaron los 14.500 dólares que Costa inicialmente ofreció como compensación y demandó a Costa, filial de la estadounidense Carnival Corp., para tratar de recuperar el costo de sus facturas médicas y su terapia por el estrés postraumático que sufrió. Pero tras ocho años en tribunales estadounidenses y luego en tribunales italianos, perdieron el caso.