PARÍS (AP) — Menos de dos semanas después que comenzara el trimestre invernal, los maestros franceses ya estaban agotados por la presión de los crecientes casos de COVID-19.
Los profesores galos fueron a la huelga el jueves, en un paro convocado por los sindicatos docentes en protesta por las interrupciones de clases asociadas al virus y unas normas de aislamiento que no dejaban de cambiar.
Francia está en el epicentro de la pelea actual de Europa contra el COVID-19, con hasta 360.000 contagios nuevos diarios en los últimos días, debido a la contagiosa variante ómicron del coronavirus. Los profesores están enojados y quieren que se aclaren las normas y se les proporcionen más protecciones, como mascarillas y pruebas diagnósticas adicionales para combatir la enfermedad.
“El mes de enero es duro (para las escuelas)”, admitió el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer, en la televisora France 2. Su ministerio había documentado 50.000 nuevos casos de COVID-19 entre alumnos en “los últimos días” y un enorme número de clases clausuradas por el virus: 10.553. Se esperaba que las cifras empeorasen en las próximas semanas.
El sindicato de maestros SNUIPP dijo que el descontento va al alza entre los profesores franceses. Desde el 6 de enero, las autoridades han cambiado dos veces las normas sobre pruebas diagnósticas a escolares, lo que ha desubicado a muchos. El sindicato esperaba que en torno al 75% de maestros hiciera huelga, con la mitad de las escuelas cerradas en todo el país.
“La situación desde el principio del año escolar en enero ha creado un desastre indescriptible y una fuerte sensación de abandono y descontento entre el personal escolar”, indicó el sindicato.