MADRID, 21 (EUROPA PRESS)
El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha vuelto a rechazar este jueves una solicitud de los proveedores de servicios de aborto para enviar el caso a un tribunal inferior en el marco del conflicto legal que plantea la restrictiva ley de Texas.
La Corte de Apelaciones del Quinto Circuito decidió este lunes devolver la ley del aborto de Texas al Supremo del estado, controlada por los republicanos, una acción inusual debido a que el Tribunal Supremo de Estados Unidos ya ha intervenido en el litigio, que se puede prolongar de forma indefinida.
«En lugar de impedir que un panel del Quinto Circuito se entregue a las tácticas dilatorias más nuevas de Texas, el Supremo permite una vez más que el Estado extienda la privación de los derechos constitucionales federales de sus ciudadanos a través de la manipulación procesal», ha señalado la jueza Sonia Sotomayor, según recoge la cadena estadounidense CNBC.
Hasta que se tome una decisión, los proveedores de servicios de aborto de Texas han dejado de realizar el procedimiento, a pesar de que las decisiones del Tribunal Supremo, incluido el fallo histórico de 1973 en Roe versus Wade, establecen un derecho constitucional al aborto, según recoge ‘Politico’.
El juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos Neil Gorsuch decidió en diciembre que fueran los conservadores tribunales del Quinto Circuito quienes dirimieran las demandas contra la controvertida ley del aborto de Texas.
Los jueces del Supremo no rechazaron por completo la impugnación del tribunal federal y dictaminaron que podía proceder si se enfocaba en el papel que los funcionarios de licencias médicas de Texas pueden desempeñar para hacer cumplir la ley.
Esta decisión se produjo casi una semana después de que el Tribunal Supremo dejara la ley en vigor, pero permitiendo que se admitiera a trámite cualquier recurso que quiera interponer ante los tribunales federales una clínica donde se practiquen interrupciones del embarazo contra esta restrictiva legislación.
Desde su declaración, las autoridades de Texas han intentado blindar la ley (la S.B. 8) al dejar su ejecución en manos de cualquier persona que quiera denunciar a un médico que practique abortos después de las seis semanas, cuando todavía muchas mujeres no saben si están embarazadas o no.