MADRID, 22 (EUROPA PRESS)
Las autoridades locales etíopes han acusado al grupo rebelde del Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF) de orquestar una campaña de violaciones y masacres contra la población civil durante su ocupación de la región de Wolo del Sur, en el estado de Amhara, en el marco de la guerra que libra desde noviembre de 2020 contra las fuerzas de seguridad del país africano.
Según una investigación preliminar dada a conocer este pasado viernes por la noche por el administrador jefe de la región, Abdi Hussein, las fuerzas del TPLF habrían sido responsables de las violaciones de 217 mujeres y de los asesinatos de 548 civiles durante su ocupación de la zona.
Wolo del Sur es una de las zonas conquistadas por el TPLF durante su gran ofensiva de finales del año pasado, aunque las fuerzas rebeldes de vieron obligadas a retroceder ante una nueva ofensiva militar etíope que les han empujado de nuevo a su región natal de Tigray.
En declaraciones al ente público de radiodifusión etíope, Fana, el administrador denunció que entre las mujeres violadas hay niñas de ocho años de edad y que el grupo ha dejado a su paso «numerosas fosas comunes» descubiertas durante las últimas semanas. Abdi ha subrayado que el número de víctimas de estas violaciones y masacres que atribuye al grupo rebelde podría aumentar una vez concluya la investigación.
De igual modo la investigación inicial acusa a los combatientes del TPLF de saquear y destruir siete hospitales y 400 instalaciones médicas de diverso tamaño.
Esta investigación prosigue a la iniciada por el Ministerio de Justicia etíope en octubre del año pasado y que responsabilizaba al TPLF de los asesinatos de 483 civiles y de violaciones a 109 mujeres en Amhara y Afar. Sin embargo, la región de Wolo del Sur no estaba incluida porque los guerrilleros seguían en la zona por aquel entonces.
De momento el TPLF no se ha pronunciado sobre estas acusaciones ni a través de su «Ministerio de Exteriores» ni de su portavoz habitual, Getachew Reda. Sin embargo, ambos bandos llevan acusándose desde hace meses de la comisión de atrocidades desde el comienzo del conflicto y desmintiendo a su rival.
Informes de Naciones Unidas y ONG internacionales han señalado tanto al Ejército etíope y su aliado eritreo como al grupo rebelde de ser los protagonistas de un conflicto marcado por una «brutalidad extrema» y merecedora de una investigación por posibles crímenes contra la Humanidad.