UAGADUGÚ, Burkina Faso (AP) — El presidente de Burkina Faso, Roch Marc Christian Kabore, está retenido por soldados amotinados, según dijeron dos de los soldados a The Associated Press por teléfono el lunes por la mañana. No indicaron dónde estaba retenido Kabore, aunque dijeron que estaba en un lugar seguro.
El domingo por la noche se oyeron disparos cerca de la residencia del presidente, y el lunes de madrugada hubo un combate en el palacio presidencial, mientras un helicóptero sobrevolaba el lugar. Las calles de la capital estaban desiertas el domingo salvo por controles militares fuertemente vigilados por soldados amotinados.
El lunes por la mañana había un fuerte despliegue de seguridad ante la televisora estatal RTB.
La violencia comenzó el domingo cuando los soldados tomaron el control de los barracones militares de Lamizana Sangoule en la capital, Uagadugú. Una marcha civil en la capital mostró su apoyo a la rebelión, pero fue dispersada por las fuerzas de seguridad con gas lacrimógeno. El motín se produjo al día siguiente de una manifestación que pedía la renuncia de Kabore, tras otras protestas contra el mandatario y un creciente descontento por la gestión del gobierno ante una insurgencia islámica.
El gobierno no ha hecho comunicados públicos desde el domingo, cuando el ministro de Defensa, Aime Barthelemy Simpore, dijo a RTB que unos pocos barracones se habían visto afectados por la revuelta no sólo en Uagadugú, sino también en otras ciudades. Sin embargo, negó que el presidente hubiera sido detenido por los soldados amotinados, aunque se desconocía el paradero de Kabore.
“Bueno, son unos pocos barracones. No son demasiados”, dijo Simpore.
Kabore gobierna Burkina Faso desde que fue elegido en 2015 tras un alzamiento popular que derrocó al veterano presidente autoritario Blaise Compaore, que llevaba casi tres décadas en el poder. Kabore fue reelegido en noviembre de 2020 para otro mandato de cinco años, aunque la frustración por su incapacidad para frenar la violencia yihadista en el país ha ido en aumento. Los ataques vinculados a Al Qaeda y el grupo Estado Islámico han ido en aumento, miles de personas han muerto y se estima que 1,5 millones se han visto desplazadas.
El Ejército ha sufrido derrotas desde el inicio de la violencia extremista en 2016. Más de 50 efectivos murieron en diciembre en la región del Sahel y nueve miembros de las fuerzas de seguridad murieron en la región Centro Norte en noviembre.
Soldados amotinados enojados dijeron a AP que el gobierno estaba desconectado de sus fuerzas sobre el terreno y que sus compañeros estaban muriendo y querían un gobierno militar. Los soldados pusieron al teléfono a un hombre que dijo que pedían mejores condiciones de trabajo para los militares de Burkina Faso, en medio de los combates con milicianos islámicos. Reclamaban que se aumentara el número de efectivos sobre el terreno en la lucha contra los extremistas y mejor atención para los heridos y las familias de los militares fallecidos.