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China, menos preocupada por críticas en 2022 que en 2008

En foto dada a conocer por la agencia de noticias de China Xinhua el presidente del Comité Olímpico Internacional Thomas Bach posa con el presidente de China President Xi Jinping en el Diaoyutai State Guesthouse en Beijing el martes 25 de enero del 2022 En foto dada a conocer por la agencia de noticias de China Xinhua el presidente del Comité Olímpico Internacional Thomas Bach posa con el presidente de China President Xi Jinping en el Diaoyutai State Guesthouse en Beijing el martes 25 de enero del 2022. (Yao Dawei/Xinhua via AP) (Yao Dawei/AP)

Cuando le otorgó los Juegos del 2008 a Beijing, el Comité Olímpico Internacional predijo que éstos ayudarían a mejorar los derechos humanos, y los políticos chinos insinuaron lo mismo.

Semejantes declaraciones han brillado por su ausencia en la antesala de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022, que inician en poco más de una semana.

Los Juegos son un recordatorio del ascenso de China, pero también de su desdén por las libertades civiles, lo que llevó a un boicot diplomático liderado por Estados Unidos.

Grupos en pro de los derechos humanos han documentado casos de trabajos forzado y tortura, mientras que Estados Unidos calificó la detención de al menos un millón de uigures como genocidio. China también ha sido criticada a raíz de que la tenista Peng Shuai se desvaneció prácticamente de la vida pública después de que acusó a un exintegrante de alto rango del Partido Comunista de agresión sexual.

Pero con mayor poder político, económico y militar del que tenía hace tres años y medio, China parece menos preocupada sobre la crítica internacional en esta ocasión. La pandemia de COVID-19 le dio mayor control sobre los Olímpicos, especialmente aislando a los periodistas visitantes, quienes deberán permanecer en una “burbuja” alejada de la población china.

“No tienen nada que ‘probar’ en este momento; 2008 fue una fiesta ‘para darse a conocer’ y lo que harán en esta ocasión será confirmar lo que hemos sabido por una década”, dijo a The Associated Press a través de un correo electrónico Amanda Shuman, investigadora sobre China de la Universidad de Friburgo.

“Si acaso, tienen menos presión que en el 2008”, indicó. “El gobierno chino sabe muy bien que su poderío económico global le permite tener lo que desee”.

El COI tenía pocas opciones cuando lo otorgó los Juegos a China por segunda ocasión. Seis posibles candidatos europeos, liderados por Noruega y Suecia, se retiraron por razones políticas o por los costos. Votantes en referendos en dos países —Suiza y Alemania— optaron por el “no”.

Los integrantes del COI eligieron eventualmente a Beijing —un estado autoritario que no necesita del apoyo del votante para proceder— sobre Almaty, Kazajistán, en una cerrada votación 44-40.

El COI le ha permitido a China evadir la supervisión de derechos humanos. A partir de París 2024, las ciudades sede deben adherirse a los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Pero China no tuvo que ceñirse a esas reglas cuando se le eligió en el 2015.

“Cuando China vuelva a recibir los Olímpicos, no será la China del 2008”, advirtió la artista disidente china Ai Weiwei a The Associated Press a través de un correo electrónico. Ai ayudó a diseñar el famoso Nido de Pájaro que se utilizó en los Juegos de 2008 —con la esperanza de que llevaría a una nueva apertura— y posteriormente se arrepintió y lo llamó “la sonrisa falsa” de los Olímpicos de China.

Ai fue detenida en el 2011 en China por cargos no especificados y ahora vive en el exilio en Portugal. El Nido de Pájaro nuevamente recibirá la ceremonia de apertura el 4 de febrero.

“Hoy China se ha apartado más de la democracia, la libertad de prensa y los derechos humanos y la realidad es cada vez más difícil”, agregó Ai.

El tono de China se ha endurecido desde la última vez que organizó los Juegos Olímpicos.

En el verano de 2008, Beijing impuso algunas restricciones a las transmisiones en la Plaza de Tiananmen, pero lo permitió; acordó tener “zonas de protestas”, aunque nunca se utilizaron, dado que se negó el acceso en repetidas ocasiones, y eliminó algunas restricciones a los reporteros, desde el año previo a los Juegos. También desbloqueó el internet censurado, para periodistas.

En el 2022, hay menos facilidades. La pandemia limitará a los periodistas a una sellada zona de “burbuja”, aunque con acceso a internet. Los organizadores chinos le advirtieron a los atletas internacionales que cualquier comentario que quebrante las leyes chinas podría ser castigado. Y una aplicación utilizada por deportistas y reporteros presenta vulnerabilidades de seguridad, de acuerdo con un organismo vigilante de las libertades y la seguridad en internet.

Algunos comités olímpicos nacionales han aconsejado a sus equipos y personal no llevar sus teléfonos personales y laptops a Beijing.

El COI, que genera miles de millones de dólares en patrocinios y derechos de transmisión pocas veces ha presionado en público a los organizadores chinos, que son en realidad el gobierno chino.

Algunos de los cambios que afectan al 2022, comenzaron a aplicarse un mes después de que terminaron los Olímpicos de verano del 2008, cuando sobrevino la crisis financiera mundial. China se recuperó mejor que la mayoría de los países, lo que ayudó a reforzar su confianza.

Desde entonces China atestiguó el ascenso al poder por parte de Xi Jinping, quien encabezó los Olímpicos del 2008 y fue nombrado secretario general del Partido Comunista en el 2012.

“Aunque Xi fue el encargado de los Juegos Olímpicos del 2008, los Juegos de Invierno son verdaderamente sus juegos”, dijo Xu Guogi, quien da cátedra de historia en la Universidad de Hong Kong y es el autor del libro “Sueño Olímpico: China y el Deporte, 1895-2008”.

Mary Gallagher, directora del Centro de Estudios sobre China de la Universidad de Michigan, indicó que la situación de la democracia en Estados Unidos y su “mala respuesta a la pandemia” envalentonaron a China.

“En este momento las múltiples fallas de Estados Unidos han creado en China un impulso de renovado nacionalismo y de confianza”, advirtió a través de un correo electrónico. “Esto ha sido más efectivo debido al estricto control de información del Partido Comunista, que puede esconder con ‘energía positiva’ lo que sucede en China y sólo publicitando lo negativo de otros países, especialmente de Estados Unidos”.

En el 2008 China se quejó que las protestas de derechos humanos por la situación en el Tibet politizaban los Olímpicos. Hubo protestas en Londres y otros países durante el relevo de la antorcha, que viajó por el mundo. El COI no ha intentado un relevo similar desde entonces.

China, que ha calificado a las acusaciones de abusos de derechos humanos como “la mentira del siglo”, asegura que mezclar el deporte y la política va en contra de la Carta Olímpica. El presidente del COI Thomas Bach ha utilizado el mismo principio para evitar las críticas.

Pero otros ven hipocresía de parte de China.

“La política y el deporte se mezclan”, aseguró Laura Leuhrmann, especialista en China de la Universidad Wright State. “La política es sobre la distribución y el uso de los recursos limitados —más notablemente el poder y la toma de decisiones, pero también las finanzas. El deporte se trata de poder y dinero —incluso cuando lo enmarcan con la gloria de los logros deportivos”.

Victor Cha, quien trabajo en la Casa Blanca con el presidente George W. Bush y escribió el libro ““Beyond the Final Score — The Politics of Sport in Asia”, dijo que las quejas de China sobre la politización del deporte de parte de otros constituyen una hipocresía.

Por más que el mundo quisiera que los Juegos Olímpicos no sean afectados por la política, como George Orwell llegó a escribir: “El deporte es una guerra sin disparos”.

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El redactor deportivo Stephen Wade fue corresponsal de The Associated Press en Beijing durante dos años y medio, antes y después de los Juegos Olímpicos de 2008.

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