En total, en el continente hubo unos 12.700 muertos de los que más de 4.800 fueron en esta región
MADRID, 1 (EUROPA PRESS)
Los grupos yihadistas que operan en el Sahel llevaron a cabo un 70 por ciento más de acciones durante 2021 que se saldaron con más de 4.800 muertos, provocando con ello un aumento en el número de incidentes relacionados con el terrorismo en todo el continente pese a que en otras zonas, como el lago Chad o el norte de Mozambique, la violencia haya remitido en los últimos doce meses.
Según el análisis publicado por el Centro de Estudios Estratégicos de África (ACSS, por sus siglas en inglés), un ‘thint-tank’ vinculado al Pentágono, en África hubo en 2021 un récord de 5.500 actos vinculados con grupos terroristas, un 10 por ciento más, lo que confirma la tendencia iniciada en 2015 pero supone un incremento menor al 43 por ciento registrado en 2020.
En total, estas acciones dejaron unas 12.700 víctimas mortales, un 7 por ciento menos, lo que incluye un descenso de un 14 por ciento en el número de víctimas civiles y revela una caída en todos los escenarios evaluados, con la excepción del Sahel.
La violencia yihadista que comenzó hace una década en el norte de Malí se ha ido extendiendo a otras regiones de este país, pasando a continuación a Burkina Faso y también al oeste de Níger. En los últimos meses también se han registrado ataques en zonas fronterizas con Burkina Faso de algunos de los países del golfo de Guinea.
Precisamente esta fue uno de los motivos detrás del doble golpe militar en Malí en agosto de 2020 y mayo de 2021 y del golpe de Estado de la semana pasada en Burkina Faso. A esto se suma la creciente tensión entre Malí y Francia, país que tiene desplegada su operación ‘Barkhane’ para combatir el terrorismo en la región, que ha llevado este lunes a la expulsión del embajador francés de Bamako.
EL 58% DE LAS ACCIONES, EN BURKINA FASO
Según el ACSS, el Sahel registró 2.005 eventos violentos relacionados con los grupos yihadistas en 2021 frente a los 1.180 del año anterior, de los que el 58 por ciento se produjeron en Burkina Faso, que ha pasado a convertirse en el gran foco de la actividad terrorista y que amenaza con convertirse en la base desde la que seguir avanzando hacia el sur.
En total hubo 4.380 muertos, un 17 por ciento más con respecto al año anterior pero un incremento inferior al 57 por ciento registrado entre 2019 y 2020. Del conjunto de acciones violentas, 833 fueron ataques contra civiles que se saldaron con 1.332 fallecidos, casi el doble con respecto a 2020, lo que representa el 60 por ciento de este tipo de actos en el conjunto del continente.
Detrás de estos incidentes están principalmente dos grupos, el Frente para la Liberación de Macina (FLM) –uno de los componentes del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM), la filial de Al Qaeda en el Sahel– y Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS). Según el análisis, los enfrentamientos entre los grupos yihadistas y las fuerzas de seguridad aumentaron, con un 50 por ciento más de enfrentamientos con JNIM y un 45 por ciento más con ISGS.
AL SHABAAB TAMBIÉN INCREMENTA SUS ACCIONES
El otro escenario en el que también se incrementó la violencia fue Somalia, donde la actividad vinculada a Al Shabaab, grupo vinculado a Al Qaeda, aumentó un 17 por ciento, con 2.072 actos frente a 1.771, lo que supone casi el doble que en 2015 (1.080). Estas acciones representan el 38 por ciento del total en el continente.
Casi tres de cada cuatro incidentes relacionados con Al Shabaab fueron enfrentamientos entre sus milicianos y las fuerzas de seguridad, con un aumento del 32 por ciento, mientras que los ataques contra civiles disminuyeron un 27 por ciento.
Por lo que se refiere a la cuenca del lago Chad –que afecta a Nigeria, Camerún, Chad y el sureste de Níger–, en 2021 hubo 843 incidentes violentos, un 32 por ciento menos, tras el fuerte incremento de 2020. Esto trajo consigo un descenso del 21 por ciento en el número de muertos.
El número de acciones relacionadas con Boko Haram cayó en un 46 por ciento, mientras que las atribuidas a su escisión, Estado Islámico en África Occidental (ISWA), aumentaron un 3 por ciento. El ACSS atribuye este descenso de la violencia a las transiciones experimentadas por ambos grupos, en el caso de Boko Haram debido a la muerte de su líder, Abubakar Shekau.
Como resultado de todo ello, la violencia contra la población civil disminuyó en un 49 por ciento, mientras que las acciones de violencia remota, principalmente por artefactos explosivos y bombardeos, cayeron un 33 por ciento, y los enfrentamientos lo hicieron un 18 por ciento.
FUERTE DESCENSO EN EL NORTE DE MOZAMBIQUE
También en el norte de Mozambique las acciones violentas vinculadas con los yihadistas disminuyeron en 2021. En este caso, en la provincia de Cabo Delgado se registraron un 25 por ciento menos de este tipo de eventos, lo que contrasta con el aumento del 129 por ciento registrado en 2020.
Por primera vez desde que comenzaron las acciones yihadistas en 2017 –desde 2019 reivindicadas en nombre de Estado Islámico en África Central (ISCA)– hubo más enfrentamientos con las fuerzas de seguridad –a las que en verano se sumaron tropas de Ruanda y de la SADC– que ataques contra civiles.
Así, los primeros representaron el 56 por ciento del total de 329 actos violentos, y los segundos el 38 por ciento. Estos últimos supusieron un 58 por ciento menos con respecto al año anterior.
Por lo que se refiere al número de víctimas, se contabilizaron 1.067 fallecidos, el 66 por ciento de ellos relacionados con enfrentamientos. Este dato es un 33 por ciento inferior al de 2020, mientras que las víctimas civiles cayeron un 60 por ciento.
Por último, la violencia en el norte de África sigue en declive por quinto año consecutivo, con 234 eventos registrados. El 95 por ciento de esta actividad se produjo en Egipto. En 2021 hubo 272 fallecidos, un 52 por ciento menos, y catorce veces menos que los más de 4.000 muertos que hubo en 2015.