El Gobierno se solidariza con Francia tras la expulsión de su embajador y asegura que no hay «animadversión» hacia los españoles
El Gobierno es partidario de que se lleve a cabo un análisis «sereno y objetivo» sobre la situación de la Misión de la UE en Malí (EUTM Malí) y su futuro, en pleno debate sobre la presencia de tropas extranjeras en este país a raíz de la expulsión por parte de Bamako del embajador francés.
Fuentes diplomáticas consultadas por Europa Press han incidido en que puesto que EUTM Malí es una misión europea, en la que España es el mayor contribuyente en la actualidad con más de 500 efectivos, «su futuro tiene que ser decidido a nivel europeo».
En este sentido, España «apuesta por un análisis realizado con la debida serenidad y objetividad» y está dispuesta a contribuir «activamente a las decisiones que se tomen al respecto» teniendo en cuenta el «interés de contribuir a la estabilidad de Malí y especialmente a la seguridad de nuestras tropas», han precisado las fuentes, al ser preguntadas por las circunstancias en las que el Gobierno podría plantearse su retirada.
La semana pasada, la ministra de Defensa, Margarita Robles, había defendido ante sus homólogos europeos que Malí atraviesa un momento «muy complicado» que hace «esencial» la presencia militar de Europa en la zona, ya que sin ella «no podrán crearse las condiciones de seguridad necesarias para que puedan prosperar las iniciativas de gobernanza democrática y de desarrollo que permitan que la población maliense vea mejorar sus precarias condiciones de vida».
SOLIDARIDAD CON FRANCIA
Por otra parte, el Gobierno ha manifestado su «solidaridad con Francia» tras la orden de expulsión del embajador francés en Bamako, lamentando «este episodio que no colabora al clima de diálogo que debería prevalecer en un momento crítico para la seguridad y la estabilidad de Malí y de todo el Sahel».
España considera «preciso adoptar una posición constructiva y de colaboración mutua» ante las «graves y múltiples crisis» a las que se enfrentan los malienses, han indicado las fuentes, subrayando que, al igual que la UE, insta al Gobierno de transición a «emprender cuanto antes un proceso democrático de regreso al orden constitucional con un calendario razonable».
La expulsión del embajador francés en Bamako se ha producido tras un cruce de acusaciones mutuas entre altos cargos de Malí y Francia y que ha llevado a París a replantearse tanto la permanencia de la operación ‘Barkhane’, que ya estaba en proceso de revisión, como de la fuerza ‘Takuba’, en la que participan fuerzas especiales de varios países europeos entre los que no está España.
El Gobierno francés ha indicado que va a revisar junto a sus socios en las dos próximas semanas la presencia en Malí de Takuba. Por lo pronto, Noruega, que iba a enviar efectivos, ha anunciado que no lo hará, mientras que Dinamarca se vio obligada a retirar los enviados la semana pasada tras denunciar Bamako que no contaban con la autorización pertinente y Suecia ya había adelantado que cuando se cumpla el actual mandato de los efectivos enviados no habrá más.
Entretanto, la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, dijo el martes que su país podría repleantearse la presencia de sus tropas en Malí, donde tiene más de 300 efectivos en EUTM Malí y más de 1.000 en la Misión de la ONU (MINUSMA).
El pulso entre Malí y su antigua potencia colonial ha puesto también de manifiesto un creciente sentimiento antifrancés en el país africano, donde en los últimos años ha habido protestas contra la presencia de las tropas galas. Este sentimiento no parece ser extensible a los militares de otros países presentes en el país.
NO HAY ANIMADVERSIÓN HACIA LOS ESPAÑOLES
Según las fuentes consultadas por Europa Press, «las tropas españolas son ampliamente apreciadas entre la población maliense» y por el momento no se ha percibido «ningún signo de animadversión hacia ellas», aunque en su caso «no participan directamente en operaciones militares» como los franceses, sino que llevan a cabo formación y apoyo logístico.
Por otra parte, el Gobierno ha manifestado su condena del golpe de Estado registrado la semana pasada en Burkina Faso, país que «sufre actualmente una grave crisis de seguridad y humanitaria a la que ahora se añade también una crisis política» y ha instado a la junta militar a que «facilite el rápido regreso al orden constitucional».
Este es necesario «porque un gobierno basado en el consenso democrático y el Estado de derecho podría evitar con mayor eficacia la extensión yihadista hacia el golfo de Guinea», han subrayado las fuentes, después de que en el último año se hayan registrado varios ataques en zonas fronterizas con Burkina Faso de países como Benín, Costa de Marfil o Togo, en una clara demostración de que los yihadistas quieren seguir avanzando hacia el sur.
RIESGO PARA NÍGER
Los dos golpes de Estado registrados en Malí desde agosto de 2020 y el último en Burkina Faso han hecho temer que Níger, el otro país más castigado por la violencia yihadista en el Sahel central, pueda ser el próximo en caer.
Las fuentes consultadas han destacado que el Gobierno de Mohamed Bazoum, quien llegó al cargo en enero de 2021 en el primer traspaso democrático de poder en el país, «constituye un ejemplo de esfuerzo democrático y diálogo en un país como Níger, que afronta grandes desafíos de seguridad y humanitarios».
En este sentido, el Gobierno considera que los socios internacionales de este país, incluida España, deben «contribuir más que nunca a consolidar estos esfuerzos y evitar posibles riesgos de desestabilización política que solo vendrán a empeorar aún más la grave crisis en la región».