LOS ÁNGELES (AP) — Andrew Whitworth guarda todavía el primer mensaje de voz que le envió Sean McVay, para felicitarlo hace cinco años por su llegada a los Rams. El tackle izquierdo reproduce el mensaje ocasionalmente para hacerle algo de mofa a su jefe.
McVay había cumplido recién 31 años en aquel entonces. Se había convertido en el entrenador en jefe más joven en la NFL, un logro que sigue ostentando.
“Sonó algo forzado en el mensaje, un poco cursi”, dijo Whitworth con una sonrisa. “Pero no es así. A veces es muy apasionado. Una vez que tuvimos finalmente la oportunidad de sentarnos para hablar de este deporte fue uno de esos momentos en que conoces a la gente y dices: ‘Estábamos predestinados a conocernos, a estar juntos’».
Whitworth y McVay no lo sabían entonces, pero también estaban en su futuro brillante Robert Woods, Cooper Kupp y Aaron Donald.
Su media década con los Rams ha sido la mejor época en sus carreras —cinco fojas positivas, cuatro participaciones en playoffs, tres títulos de la Conferencia Nacional y dos viajes al Super Bowl—, en buena medida porque McVay y Whitworth se aliaron pronto con dos receptores llegados a comienzos de 2017 y con un tackle defensivo que estaba ya ahí, para formar el núcleo de un ganador constante.
Grandes nombres, desde Todd Gurley hasta Odell Beckham, han ido y venido en la destacada nómina de los Rams. Pero McVay ha sido siempre capaz de contar con Whitworth, Woods, Kupp y Donald.
Si bien el entrenador domina sus jugadas, los cuatro veteranos son productivos y figuran entre los jugadores más fiables de la liga en sus posiciones respectivas.
Ellos son los cimientos del éxito de los Rams. Y los recién llegados a Los Ángeles entienden de inmediato a quién tienen enfrente.
“Todo viene de arriba abajo, del entrenador McVay y los líderes de este equipo —Aaron Donald, Robert Woods, Cooper Kupp”, dijo Von Miller, adquirido a la mitad de la campaña, después del triunfo sobre San Francisco en la final de la Conferencia Nacional. ”Estos chicos han construido algo especial. Es un honor y un privilegio ser parte de esto».
Los Rams se han caracterizado por coleccionar estrellas en una forma única para construir el equipo bajo las órdenes de McVay y del gerente general Les Snead. Repetidamente han sacrificado selecciones altas en el draft para adquirir veteranos de elite. Integran anualmente un autodenominado equipo de estrellas que busca cosechar pronto un campeonato.
Pero la estrategia riesgosa de los Rams sólo es posible por los movimientos que realizaron a comienzos de 2017, poco después de que la franquicia terminó su duodécima temporada consecutiva sin avanzar a los playoffs. En 13 años seguidos no habían tenido una foja positiva.
Donald era ya uno de los mejores jugadores de la NFL, pero tenía poca continuidad e incluso menos talento que lo rodeara.
Tras correr un riesgo con la contratación del inexperto McVay, los Rams buscaron adquirir un tackle izquierdo. McVay y Snead convencieron al viejo integrante de la línea de los Bengals para que se mudara con su familia a la costa oeste. Y Whitworth ha sido la piedra angular del ataque de Los Ángeles, así como un líder desde entonces.
En diciembre, se convirtió en el primer tackle izquierdo de la NFL en jugar de inicio un partido con más de 40 años cumplidos. Y sigue brillando como uno de los mejores de la liga para bloquear pases.
“En los cinco años que he estado aquí, cada uno ha representado un nuevo estándar… Es lo que se requiere para hacer el trabajo”, dijo Whitworth. “Este año, añadir a algunos de estos jugadores nos ha permitido realmente dar otro paso, y ha sido fantástico”.
En el mismo día de marzo de 2017, los Rams contrataron a Whitworth y a Woods, angelino y astro de USC, quien había decepcionado en Buffalo. Woods se adaptó de maravilla al ataque dispuesto por McVay. Su talento, precisión e inteligencia le facilitaron la labor.
Casi dos meses después, los Rams utilizaron una selección de tercera ronda para hacerse de Kupp, un receptor más bien discreto de Eastern Washington, quien demostró inmediatamente su verdadera capacidad.
Kupp y Woods entraron en sintonía inmediata, y su relación es ahora una de las mejores en el plantel. Se han combinado para 10.143 yardas mediante recepciones y 63 touchdowns en sus cinco temporadas juntos. Y se llevan bien fuera del terreno.
Lo único que impedirá que los cuatro pilares de los Rams jueguen en busca de un final feliz en el SoFi Stadium el 13 de febrero es la lesión de rodilla que puso fin a la campaña de Woods. Fue algo muy doloroso para Kupp, quien se perdió el viaje anterior con su compañero al gran partido hace tres años, cuando fue él quien se rompió un ligamento de la rodilla.
Woods mirará el partido desde el graderío, junto a la familia de Kupp. Alentó también a los Rams en el encuentro por el cetro de la Nacional. Luego, ingresó en el terreno y compartió abrazos significativos con varios compañeros.
Hubo un momento emotivo con Kupp, quien ganó la triple corona de la NFL como receptor en esta temporada.
“Es algo especial tener a alguien como Rob en tu equipo, tenerlo como amigo”, dijo Kupp. “Lo que él significa para este equipo, incluso cunado no es capaz de estar ahí con nosotros, es especial. Él es una persona especial. Lo amo y va a ser mi hermano por el resto de mi vida”.