WASHINGTON (AP) — El arte no sólo es agradable a la vista, también es atractivo para delincuentes que tratan de lavar dinero, financiar terrorismo y traficar con drogas y armas ilegales. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos busca que los marchantes y financistas de arte hagan algo al respecto.
La agencia publicó un informe de 40 páginas el viernes recomendando que las firmas financieras y los comerciantes de arte establezcan una base de datos compartida para rastrear cómo las ventas de arte podrían estar ligadas a delincuentes que hacen compras anónimas.
La necesidad de monitorear ventas de arte se ha vuelto más complicada y necesaria con el aumento reciente en las ventas de activos digitales conocidos como NFT o tokens no fungibles.
Michael Greenwald, exfuncionario del Tesoro y miembro adjunto senior de la organización de especialistas en seguridad Center for a New American Security, calificó el informe como “un primer paso crucial para que exista una estructura reguladora en torno a un mercado de arte más amplio”, que calificó como uno de los últimos mercados no regulados.
“Esto hace que los actores ilícitos y personas en el mercado de arte estén sobre aviso de que este es un asunto serio y también conducirá a la regulación del espacio del mercado de arte digital NFT”, dijo.
Al emitir el reporte, el Departamento del Tesoro rechazó tomar medidas más firmes para crear nuevas regulaciones en la venta de arte, después de que encontró evidencia limitada de riesgos de financiamiento de terrorismo.
Sin embargo, el departamento sí encontró evidencia de lavado de dinero en el mercado de arte de alto valor. Un tema común es que los delincuentes usan empresas fantasma para comprar arte y ocultarse tras una fachada corporativa.
El informe cita la confiscación por parte de las autoridades brasileñas de la colección de arte multimillonaria del expropietario del banco Edemar Cid Ferreira, luego de que se descubriera que había tomado ilegalmente fondos bancarios para comprar el arte. Una pintura de Jean-Michel Basquiat titulada “Hannibal”, así como una estatua romana de Togatus, habían sido traficadas ilegalmente de contrabando a Estados Unidos violando leyes de aduanas.
Otro ejemplo incluye a Mark Bloom, un administrador de fondos de inversión que se declaró culpable de cargos de fraude de inversión tras apropiarse ilegalmente de al menos 20 millones de dólares de una sociedad de 30 millones de dólares que usó para comprar arte de alto valor, entre otros artículos.
Maureen Bray, directora ejecutiva de la Asociación de Comerciantes de Arte de Estados Unidos (ADAA, por sus siglas en inglés) con sede en Nueva York, dijo que sería bueno un estudio sobre el tema en vez de una regulación inmediata, que dijo podría afectar a los comerciantes de arte más pequeños.
Sobre la recomendación de una base de datos compartida entre firmas, Bray dijo que “es una idea interesante en principio, pero se debe revisar seriamente cómo funcionaría esto en práctica”.
El estudio del Tesoro fue requerido por el Congreso como parte de la ley contra lavado de dinero de 2020.
Establece que las empresas financieras son más vulnerables al lavado de dinero en el mercado del arte a través de colecciones de arte usadas como garantía de préstamo. Este tipo de préstamo puede utilizarse para disfrazar la fuente original de dinero, dijo el Tesoro.
Scott Rembrandt, quien encabeza las políticas estratégicas de la oficina contra financiamiento de terrorismo y delitos financieros del Tesoro, dijo que la necesidad de abordar la transferencia corporativa y “los vacíos que permiten que los delincuentes abusen del sistema financiero”, no se limita únicamente al mundo del arte sino a las transacciones de bienes raíces.
En septiembre de 2021, la división contra delitos financieros del Tesoro emitió un aviso de reglamentación propuesta que informa a las instituciones financieras sobre la nueva ley de lavado de dinero y los requisitos de información relacionados con las antigüedades, que la agencia define por separado de las obras de arte de alto valor.
“Ciertas características del comercio de antigüedades podrían ser explotadas por personas que lavan dinero o financian terrorismo para evadir la detección de las autoridades”, señala el documento.
El problema se ha vuelto tan persistente que en la reunión de ministros de Cultura del G20 incluyeron una sesión sobre la protección del patrimonio cultural.