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Irak.- Al Sadr apuesta por gobernar Irak a través de su mayoría parlamentaria en lugar de pactar un consenso nacional

El clérigo chií Muqtada al Sadr, líder del principal bloque parlamentario del país, y el presidente del Partido Democrático del Kurdistán, Masud Barzani, han confirmado su intención de apostar por un gobierno de mayoría liderado por la formación del religioso, que ayer rechazó toda posibilidad de acordar un Ejecutivo de concentración para el país.

MADRID, 6 (EUROPA PRESS)

El clérigo chií Muqtada al Sadr, líder del principal bloque parlamentario del país, y el presidente del Partido Democrático del Kurdistán, Masud Barzani, han confirmado su intención de apostar por un gobierno de mayoría liderado por la formación del religioso, que ayer rechazó toda posibilidad de acordar un Ejecutivo de concentración para el país.

Ambos líderes destacaron la creación de una «alianza estratégica es cohesiva», con vistas a la «aceleración de un gobierno en mayoría para cumplir con sus deberes hacia el pueblo iraquí, satisfacer sus aspiraciones, preservar sus intereses superiores y consolidar los pilares de la estabilidad y la prosperidad», según un comunicado recogido por la agencia oficial de noticias iraquí, INA.

Esta reunión tiene lugar poco después de que el líder parlamentario del bloque saderista, Hasán al Adari, se limitara a escribir en su cuenta de Twitter la frase «Gobierno reformista de mayoría nacional», en gesto inequívoco de apoyo a la creación de un Ejecutivo configurado según los resultados de las elecciones legislativas de octubre en lugar de garantizar la participación de todas las fuerzas políticas.

Fue el propio Al Adari quien confirmó el sábado que Al Sadr había tomado la decisión de «suspender todas las negociaciones con los bloques políticos en cuanto a la formación del gobierno» en la culminación de la parálisis definitiva de las difíciles conversaciones para establecer un nuevo Ejecutivo.

Al Sadr se niega categóricamente a permitir que los partidos chiíes respaldados por Irán, grandes derrotados de las elecciones legislativas de octubre, se incorporen al Ejecutivo iraquí, al menos con la influencia de años pasados. El mejor ejemplo de esta tensión es su rechazo a la presencia en el futuro gobierno de cualquier miembro de la coalición chií Estado de Derecho, que lidera el exprimer ministro Nuri al Maliki.

Si Al Sadr logra formar un gobierno mayoritario con sus aliados suníes y kurdos, la primera consecuencia sería que Al Maliki y Fatá — el bloque político chií al que pertenecen las milicias de las Fuerzas de Movilización Popular proiraníes –, podrían pasar a la oposición, en lo que supondría un golpe dramático al statu quo en el que ha vivido la política nacional del país en los últimos años, y entre amenazas de violencia si finalmente acaba ocurriendo tal escenario.

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