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Ómicron obliga a Corea del Sur a abandonar controles por GPS

Gente esperando a hacerse una prueba de coronavirus en Seúl, Corea del Sur, el lunes 7 de febrero de 2022. (AP Foto/Ahn Young-joon) Gente esperando a hacerse una prueba de coronavirus en Seúl, Corea del Sur, el lunes 7 de febrero de 2022. (AP Foto/Ahn Young-joon) (Ahn Young-joon/AP)

SEÚL, Corea del Sur (AP) — Corea del Sur dejará de emplear datos de GPS para vigilar el cumplimiento de las cuarentenas y suspenderá las llamadas diarias de control a pacientes de coronavirus de bajo riesgo, ante una rápida ola de contagios impulsada por la variante ómicron que ha sobrepasado a trabajadores de salud y del gobierno.

El ritmo de los contagios ha hecho imposible mantener la estrategia médica proactiva y de seguimiento estrecho, explicó el lunes el máximo experto del país en enfermedades infecciosas, Jeong Eun-kyeong.

La Agencia Coreana de Control y Prevención de Enfermedades reportó 38.691 casos nuevos del virus, un aumento de nueve veces las cifras de mediados de enero, cuando ómicron se convirtió en la variante dominante en el país. Para finales de febrero podrían alcanzarse datos diarios de 130.000 o 170.000 casos, dijo Jeong.

Corea del Sur había sido un ejemplo de éxito durante la primera parte de la pandemia, tras contener los contagios y hospitalizaciones de forma más eficaz que la mayoría de los países occidentales. Las autoridades de salud trabajaban de cerca con firmas de biotecnología para aumentar las pruebas diagnósticas y movilizaron de forma agresiva herramientas tecnológicas y trabajadores públicos para rastrear contactos y vigilar las cuarentenas.

Sin embargo, las fortalezas del país resultaron irrelevantes ante una ola de infecciones sin precedentes impulsada por la variante ómicron, que ha puesto a prueba los recursos administrativos y de salud.

Las autoridades ya se habían visto obligadas a ampliar los tratamientos domiciliarios, reducir los periodos de cuarentena y adaptar la política de pruebas para centrarse en kits de tests rápidos de antígenos, pese a las reservas sobre su fiabilidad, y reservar las pruebas de laboratorio a personas mayores de 60 años o con problemas médicos previos, que tienen más riesgo de enfermar de gravedad.

Los planes de suavizar más el control de los enfermos y las cuarentenas se aprobaron después de que trabajadores médicos y funcionarios se vieran en problemas para atender a las casi 150.000 personas en tratamiento domiciliario por síntomas leves o moderados, lo que a su vez provocó demoras en las prescripciones de medicamentos y paralizó el rastreo de contactos.

Los trabajadores públicos que monitoreaban a los infectados a través de apps de smartphone con acceso a GPS serán asignados ahora para ayudar en los tratamientos domiciliarios. Las personas que dan positivo ya no estarán obligadas a reportar a sus centros de salud locales cuando salen de casa para ir al médico, mientras que los familiares con los que conviven podrán salir libremente a comprar comida, medicamentos y otros productos básicos.

Los infectados de bajo riesgo, que tienen menos de 60 años y sin problemas médicos previos, podrán monitorear su estado por sí mismos y contactar con hospitales locales si sus síntomas empeoran. Los trabajadores de salud seguirán llamando a diario a personas de 60 años o más o que tuvieran problemas médicos previos.

“Planeamos hacer una transición hacia una estrategia de virus concentrada en mantener funciones sociales esenciales, al tiempo que lidiamos con gran número de contagios y personas en cuarentena”, dijo Jeong, comisionado del centro de control de enfermedades, durante una conferencia de prensa del gobierno.

Aunque ómicron se expande mucho más rápido que versiones anteriores del virus, las tasas de hospitalización y muertes han sido por ahora más bajas que en los casos asociados a la variante delta, que provocó un devastador repunte en diciembre y principios de enero.

El lunes había 270 pacientes en estado grave o crítico, y menos del 46% de las camas de cuidados intensivos designadas a tratar COVID-19 estaban ocupadas. Aun así, los expertos señalan que es probable que la rápida expansión de los contagios impulse las hospitalizaciones en las próximas semanas.

Para el lunes, el 86% de los más de 51 millones de habitantes del país había completado su vacunación y casi el 55% había recibido una dosis de refuerzo.

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