MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
La situación en el este de Ucrania se ha tornado en «desesperante» para cientos de miles de personas que viven cerca de la conocida como ‘línea de contacto’, que separa los territorios controlados por los distintos bandos, y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se ha movilizado para ayudar a quienes sufren los efectos del frío, la pandemia de COVID-19 y la incertidumbre sociopolítica.
La organización reparte alimentos, combustible para calefacción, suministros médicos y apoyo para viviendas a ambos lados del frente de combate. La jefa de la delegación del CICR en Ucrania, Florence Gillette, ha advertido de que «las actuales temperaturas bajo cero agravan la situación para muchas familias».
Por este motivo, quiere lanzar un mensaje «claro» a todas las partes. «La población civil y la infraestructura que permite la prestación de servicios esenciales para esa población debe preservarse, las familias deben poder verse y apoyarse, y las personas detenidas deben recibir un trato humano, acorde a las exigencias del Derecho Internacional Humanitario en todos los conflictos armados», ha reclamado Gillette.
El jefe adjunto de la delegación del CICR, Daniel Bunnskog, ha señalado también que la «prioridad» de estos civiles es «pasar el invierno seguros y abrigados» en un clima que es por lo general «hostil», sobre todo para la población de mayor edad, según un comunicado de la organización.
La psicóloga Sofia Reznik ha apuntado que este «ambiente de tensión», que se extiende también fuera de las fronteras de Ucrania por el temor a una invasión de tropas rusas, ha hecho que «muchos residentes mayores están reviviendo recuerdos de guerras anteriores».
«Hemos oído a varias personas comparar situaciones, con mucha tristeza y una sensación de desesperanza», ha explicado Reznik, que lamenta que haya personas abocadas a la «incertidumbre» y la «inestabilidad» en esta etapa vital. «Temen constantemente por su vida», ha añadido.