MADRID, 10 (EUROPA PRESS)
Los caribúes realizan una de las migraciones estacionales más largas de los animales terrestres, pero la propensión individual a migrar depende de su ascendencia genética.
Investigadores de la Universidad de Calgary utilizaron el seguimiento por GPS y la secuenciación del ADN para investigar los factores genéticos que influyen en el comportamiento migratorio de 139 hembras de reno (‘Rangifer tarandus’) que viven en hábitats de tundra o bosque en el oeste de Norteamérica.
Identificaron más de 50 mutaciones genéticas asociadas al comportamiento migratorio, de las cuales 27 estaban localizadas en genes relacionados con la actividad cerebral, el metabolismo de las grasas y la energía, el desarrollo corporal o la producción de hormonas.
Según el estudio, publicado en PLOS Genetics, las secuencias se agruparon en subpoblaciones del norte y del sur, descendientes de caribús ancestrales que quedaron atrapados a ambos lados de las Montañas Rocosas durante la última glaciación.
A pesar de las generaciones de hibridación desde el final de la glaciación, hace unos 11.000 años, los investigadores descubrieron que los caribúes con una mayor proporción de genes de ascendencia norteña eran más propensos a migrar distancias más largas. Los individuos migratorios recorrían casi 250 kilómetros de media, diez veces más que los renos sedentarios.
Estos resultados indican un legado evolutivo de la última glaciación, cuando las poblaciones de caribúes del norte tuvieron que migrar para sobrevivir en los duros entornos de la tundra, mientras que las poblaciones del sur que vivían en los bosques eran más sedentarias.
El estudio es el primero que investiga los genes que influyen en la migración de un mamífero terrestre en peligro de extinción. Las migraciones estacionales permiten a los animales rastrear recursos en movimiento o evitar condiciones adversas, pero también los hacen especialmente vulnerables a la fragmentación del hábitat.
Los genes ancestrales de la migración podrían perderse para siempre si los descendientes de los linajes septentrionales se extinguen, pero la conservación de los hábitats clave en sus rutas de migración estacional podría ayudar a preservar los genes que sustentan la migración terrestre más larga del mundo, dicen los autores.
«Los animales de amplio espectro, incluidas las especies migratorias, están muy amenazados por los efectos de la fragmentación y la pérdida de hábitat –añade Cavedon–. Examinamos el comportamiento migratorio de caribúes en peligro de extinción marcados con GPS en el oeste de Norteamérica y realizamos exploraciones genómicas de los mismos individuos».
«Detectamos genes asociados al comportamiento migratorio y determinamos que la propensión a migrar dependía de la historia evolutiva del caribú –prosigue–. Si, como informamos, el comportamiento migratorio está influido por los genes, el caribú podría verse aún más afectado por la pérdida del rasgo migratorio en algunas poblaciones aisladas que ya se encuentran en números bajos», concluye.