Khadija y Abdul, que huyeron de los talibán, rehacen sus vidas gracias al sistema de acogida español, en algunos casos con ayuda psicológica
MADRID, 13 (EUROPA PRESS)
Más del 60% de los 1.650 afganos que pidieron protección internacional en España al salir de su país por la llegada al poder de los talibán cuentan seis meses después con el estatuto de refugiado expedido por la Oficina de Asilo y Refugio, según señalan a Europa Press fuentes del Ministerio del Interior.
En la Oficina de Asilo y Refugio se han tramitado 1.650 solicitudes de protección internacional de ciudadanos afganos entre agosto de 2021 y el 8 de febrero de 2022.
De acuerdo a los datos de la oficina dependiente del Ministerio del Interior, se han resuelto favorablemente con la concesión del estatuto de refugiado un total de 1.037 solicitudes transcurridos seis meses de la evacuación de unos 1.900 colaboradores españoles, que huyeron del país precipitadamente.
LA SITUACIÓN EN ESPAÑA DE KHADIJA Y ABDUL
El Gobierno habilitó un procedimiento en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) para agilizar los trámites en la llegada en vuelos militares de la población afgana, que viajaron en muchos casos junto a sus familiares e hijos.
Khadija Zahra Ahmadi es una de las afganas que fueron evacuadas por España desde Kabul. Cuando los talibán tomaron el poder trabajaba como asesora en el Ministerio del Interior, pero antes había sido la segunda mujer alcaldesa del país, cargo que tuvo que abandonar por las amenazas de las que era objeto, ya que también es miembro de la minoría hazara.
Ella y su familia viven ahora en un centro de acogida en Zaragoza, donde reciben ayuda de Cruz Roja, y están a punto de completar todos los trámites y recibir la documentación que les acredite como refugiados. Khadija está estudiando español desde que llegó y la próxima semana tiene su examen: «Mi prioridad ahora es aprobar el nivel A1».
Estos casi seis meses que lleva en España no han sido fáciles, reconoce a Europa Press. Ella y su hermana mayor están recibiendo «ayuda de un psicólogo» por la «depresión» que les ha causado lo ocurrido y es plenamente consciente que será «duro» lo que está por venir, como la búsqueda de trabajo.
Para tratar de superar el trauma vivido, está en contacto con otras mujeres afganas refugiadas como ella con las que comparten experiencias y se dan consejos.
Pero Khadija no se olvida de las mujeres que siguen en Afganistán, donde muchas de ellas son perseguidas y «secuestradas» por los talibán. Por eso, tiene claro que si ella sobrevivió ha sido «para ser la voz de otras mujeres que están allí».
Por su parte, Abdul Basir Shakeri también está entre los que ya han recibido asilo en España, a la espera del documento de identidad que lo acredite. Junto a él, sus padres, su hermana, su cuñado y tres sobrinos también están en la misma situación.
Antes de abandonar Kabul era el director de Administración del Consejo de Seguridad Nacional y trabajaba dentro del Palacio Presidencial. Ahora, cuenta a Europa Press que se está preparando para el examen de acceso a la universidad porque quiere estudiar Arquitectura.
«Tengo que intentarlo», afirma, consciente de lo complicado de su apuesta, aunque en su caso tiene buen nivel de español ya que vivió durante unos años en Colombia.
Como Khadija, está contento de estar en España y ahora lo que quiere es poder buscar un piso en el que instalarse junto a sus padres. «Necesitan privacidad, poder cocinar lo que quieran y no depender de horarios», explica, en referencia al hecho de que la familia reside en un centro de acogida en Madrid.
Abdul también sigue en contacto con familiares y amigos que siguen en Afganistán y reconoce su impotencia de no poder hacer nada para ayudarles. Según comenta, ha pasado los contactos de algunas de las personas que le han pedido ayuda a las embajadas españolas en Irán y Pakistán, pero admite lo complicado que resulta para estas poder confirmar si esas personas están en situación de vulnerabilidad.
PROCEDIMIENTO DESDE LA BASE DE TORREJÓN
En la misma base aérea de Torrejón se improvisó el mecanismo para atender a los afganos que llegaban a España y recoger una primera manifestación donde estos ciudadanos podían expresar su voluntad de pedir asilo o ser derivados a otros países.
En el caso de que quisieran quedarse en España, los afganos recibían un permiso extraordinario de permanencia de 15 días expedido por los agentes de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras de la Policía Nacional.
En paralelo a su asignación a centros de acogida del programa de protección internacional, estas personas quedaban pendientes del posterior procedimiento ordinario, citados por la Oficina de Asilo y Refugio.
La legislación contempla diferentes figuras de protección emitidas por la oficina dependiente del Ministerio del Interior, que varían entre el estatuto de refugiado y el de protección subsidiaria. Este último se ofrece a aquellas personas que, sin reunir los requisitos para ser reconocidas como refugiadas, se enfrentan problemas si regresaran a su país de origen.