Grundberg destaca que prepara un marco para un plan hacia un acuerdo político inclusivo para acabar con la guerra
MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
Naciones Unidas ha alertado de que el repunte de los combates en Yemen amenaza con provocar que el conflicto «quede fuera de control» si no hay «esfuerzos serios y urgentes» por parte de los actores enfrentados, los países regionales y la comunidad internacional en su conjunto.
El enviado especial de la ONU para Yemen, Hans Grundberg, ha manifestado que «los recientes meses de recrudecimiento del conflicto han puesto el foco en la dimensión regional» del mismo, tras los ataques ejecutados en enero por los huthis contra la capital de Emiratos Árabes Unidos (EAU), Abú Dhabi.
«Los ataques contra EAU y Arabia Saudí indican cómo este conflicto está en riesgo de salirse de control», ha resaltado, antes de apuntar que «para los yemeníes, el último mes ha estado marcado por una multiplicación de las líneas de frente y unas espantosas cifras récord de víctimas civiles».
Grundberg ha recordado que un bombardeo de la coalición liderada por Riad contra una prisión en la provincia de Saada (noroeste) «mató o hirió a más de 300 detenidos, en uno de los peores incidentes con víctimas civiles en tres años».
«El drástico aumento de los bombardeos en Yemen, incluidas zonas residenciales e infraestructuras civiles en Saná y Hodeida, es alarmante», ha valorado, antes de recordar a las partes sus obligaciones bajo el Derecho Humanitario y condenar «cualquier ataque indiscriminado contra civiles e infraestructuras civiles en Yemen y fuera de sus fronteras».
Grundberg ha sostenido además que «la guerra en Yemen sigue luchándose también en el campo económico, con las partes enfrentadas combatiendo por los recursos, los flujos comerciales y la política económica», antes de incidir en que «el impacto de este aspecto de la guerra sigue golpeando de forma irrefutable a la población en su totalidad».
«Durante el último mes ha habido una escasez particularmente grave de combustible y derivados del petróleo, especialmente en las zonas controladas por Ansar Alá –nombre oficial de los huthis–, poniendo una carga sin precedentes sobre la vida diaria de la gente», ha explicado.
Por ello, ha pedido nuevamente a las partes en conflicto que «retiren todos los obstáculos para la importación y distribución interna de combustible y otros bienes básicos», en medio del bloqueo impuesto al país por parte de la coalición liderada por Arabia Saudí.
Grundberg ha apuntado además a la «creciente retórica hostil» en los medios y la «detención y acoso de profesionales de los medios y activistas en Yemen», lo que «contribuye a un clima tóxico cuando hay una necesidad de diálogo».
UN NUEVO MARCO PARA UN ACUERDO
Sin embargo, ha hecho hincapié en que «a pesar de todos estos desafíos, hay una salida a esta guerra». «Permitir que la guerra continúe es una elección, como lo es ponerle fin. Todos sabemos que terminarla no será fácil, pero creo firmemente que es posible», ha argüido.
El enviado de la ONU ha destacado que está preparando un marco para un plan hacia un acuerdo político inclusivo que contempla un proceso de varias vías, entre ellas la política, la económica y la de seguridad. A tal fin, la semana que viene llevará a cabo contactos con las partes, representantes de la sociedad civil y expertos.
«El marco será la operacionalización de mi mandato de establecer las bases para un proceso inclusivo que pueda poner fin a la guerra de forma sostenible. Cada año en el que se ha permitido que esta guerra continúe, la tarea es más desafiante, pero no menos necesaria», ha explicado.
En esta línea, ha lamentado que «desde hace demasiado los yemeníes han estado sin un proceso político y sin la esperanza de que este conflicto pueda terminar», antes de reseñar que el lanzamiento de un «proceso estructurado» podría ayudar a «restaurar la esperanza para un fin de las devastadoras batallas militares, políticas y económicas».
«En paralelo, estoy explorando todas las posibilidades para acelerar una reducción de los combates», ha señalado, si bien ha reconocido que sus llamamientos a las partes «han quedado hasta ahora sin respuesta». «Como hemos visto durante los últimos años, las posiciones son mutuamente excluyentes, con demandas y garantías que no pueden ser satisfechas por la otra parte», ha señalado.
«Mis esfuerzos en este sentido, sin embargo, continuarán y sigo contactando de forma activa con las partes en conflicto en la búsqueda de una apertura», ha manifestado Grundberg, quien ha resaltado que «la confianza es baja» y que «poner fin a esta guerra requerirá compromisos incómodos que ninguna de las partes quiere adoptar ahora».
Por último, ha puntualizado que «se necesita diálogo y compromiso si queremos que los yemeníes no sigan sufriendo hasta que las partes se cansen de combatir». «Un proceso político bajo auspicios de la ONU, apoyado por este Consejo (de Seguridad), es nuestro mejor camino hacia adelante», ha remachado.
PROBLEMAS A LA ENTREGA DE AYUDA
Por su parte, el subsecretario general de la ONU para Asuntos Humanitarios y coordinador de Asuntos de Emergencia, Martin Griffiths, ha alertado de que la crisis «sigue amenazando la vida de millones de personas en el país».
«En enero se confirmaron más de 650 víctimas civiles. Eso significa, de media, 21 civiles muertos o heridos cada día por bombardeos, ataques con artillería, armas ligeras y otra violencia. Es, de lejos, el mayor balance en los últimos tres años», ha lamentado.
Griffiths ha alertado de que «una generación de niños está creciendo sin conocimiento de otra cosa que la guerra» y ha resaltado que «trabajar en Yemen es a menudo mucho más duro de lo que debería» para las organizaciones humanitarias.
«Los impedimentos al acceso siguen siendo un gran problema. Los trabajadores humanitarios hacen frente a demasiadas restricciones, incluida la falta de facilidades a su presencia, movimiento y actividades», ha dicho, antes de apuntar a «desafíos de seguridad», entre ellos el secuestro de cinco trabajadores de la ONU en la provincia de Abyan (sur).
Sin embargo, ha reseñado que «el mayor desafío para las agencias de ayuda es la financiación». «La operación humanitaria, un salvavidas para millones de personas en Yemen, está a punto de hacer mucho menos. Las agencias están quedándose rápidamente sin dinero, lo que las fuerza a recortar programas vitales», ha dicho.
Así, ha recordado que el Programa Mundial de Alimentos redujo en diciembre las raciones de alimentos a ocho millones de personas y ha alertado que desde marzo estas personas «podrían no recibir alimentos en absoluto, o sólo una ración reducida».
«En marzo podríamos tener que cancelar la mayoría de los vuelos humanitarios de la ONU, lo que causaría enormes problemas para las operaciones de ayuda y para el movimiento de nuestro personal», ha adelantado Griffiths, quien fuera enviado especial de la ONU para Yemen antes que Grundberg.
«Nunca antes habíamos contemplado no dar nada de comida a millones de personas hambrientas o suspender los vuelos que necesitamos para trasladar trabajadores humanitarios y suministros», ha advertido Griffiths, quien ha hecho hincapié en que «si estos huecos no se abordan, será simplemente una sentencia de muerte para las personas a los que se han agotado los mecanismos para hacer frente a la situación y dependen de la ayuda para sobrevivir».
Griffiths ha recalcado que «la supervivencia de la gente no puede depender de los reflujos y los flujos de los ciclos de financiación humanitaria» y ha sostenido que «es necesaria una postura más sostenible, que también es algo que puede lograrse».
Por último, ha indicado que ha habido progresos sobre el petrolero ‘Safer’, anclado en Hodeida, incluido «un principio de acuerdo» sobre una propuesta de la ONU para trasladar el petróleo a otro barco para impedir un posible vertido.