Alerta de que «un día de suspensión de los programas puede ser la diferencia entre la vida y la muerte para un niño»
La ONU condena estos sucesos y alerta del impacto de la inseguridad sobre la entrega de ayuda humanitaria
MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
La organización no gubernamental Save the Chldren ha anunciado la suspensión de sus programas en la localidad sursudanesa de Agok tras los últimos enfrentamientos intercomunitarios en la zona, después de que Médicos Sin Fronteras (MSF) suspendiera temporalmente sus operaciones en el hospital local.
«Save the Children ha reubicado a tres miembros de su personal de Agok, en el área administrativa de Abyei, un territorio en disputa entre Sudán y Sudán del Sur tras el ataque violento del 11 de febrero», ha dicho la organización en un comunicado.
Así, ha denunciado que «durante el ataque, personas armadas irrumpieron en la localidad e incendiaron viviendas y tiendas, forzando a gran parte de la población a huir hacia otras zonas del área de Abyei».
«El grado de violencia y daños ha llevado a Save the Children a suspender todos sus programas en la localidad, incluidas los programas esenciales de sanidad, alimentación, educación y protección infantil», ha manifestado. MSF confirmó el martes la muerte de uno de sus trabajadores en los incidentes.
En este sentido, el director en funciones de Save the Children en Sudán del Sur, Mohamed Dahir, ha resaltado que la ONG «no puede llevar a cabo» su trabajo en Agok «si el personal y sus familias temen por sus vidas».
«Los programas suspendidos dan apoyo a niños que hacen frente a desnutrición, dan vacunas y atención a bebés y madres y dan seguridad y protección a los niños más vulnerables de Sudán del Sur», ha explicado. «Un día de suspensión de los programas puede ser la diferencia entre la vida y la muerte para un niño», ha advertido.
Así, Dahir ha incidido en que «es fundamental que las partes en conflicto permitan un acceso humanitario sin restricciones y den garantías de seguridad al personal humanitario para que se puedan retomar los proyectos y evitar un mayor sufrimiento».
«Pedimos firmemente a las autoridades locales que protejan a los civiles y que garanticen que las agencias humanitarias como Save the Children pueden seguir prestando servicios a los niños y las familias», ha remachado el director interino de la ONG.
CONDENA DE LA ONU
Por su parte, la coordinadora humanitaria de Naciones Unidas en Sudán del Sur, Sara Beysolow Nyanti, ha condenado «firmemente» la «continuada violencia en el país, que afecta a la seguridad de civiles y trabajadores humanitarios, limita el acceso humanitario y altera la entrega de ayuda y servicios a las personas vulnerables».
Nyanti ha lamentado la muerte de un enfermero que trabajaba para MSF y varios civiles en Agok y ha resaltado que «alrededor de 70.000 personas se han visto desplazadas por los combates, mientras que las operaciones humanitarias, incluidas las sanitarias, han sido suspendidas de forma temporal».
Asimismo, ha recordado que el 10 de febrero murió otro trabajador humanitario durante unos enfrentamientos en el estado de Unidad, mientras que un centro social que prestaba ayuda a mujeres y niñas fue saqueada. Los combates incrementaron la inseguridad en una ruta de acceso a 500.000 personas en Unidad.
«El 12 de febrero, un vehículo humanitario claramente marcado fue tiroteado en Unidad cuando se dirigía a una instalación sanitaria, suceso que se saldó con tres trabajadores humanitarios heridos de gravedad», ha manifestado, antes de reclamar el fin de estos «terribles actos de violencia contra civiles y trabajadores humanitarios».
«Cada día, la población de Sudán del Sur lucha por sobrevivir y la violencia no tiene cabida en un país decidido a avanzar hacia la paz. Los ataques contra los civiles y los trabajadores humanitarios y sus activos, junto a la destrucción y saqueo de suministros humanitarios destinados a los más vulnerables, es inaceptable», ha sostenido.
En este sentido, ha denunciado el «impacto grave» de estos actos sobre la capacidad de la ONU a la hora de entregar ayuda y ha resaltado que los trabajadores humanitarios «arriesgan su vida a diario para entregar una muy necesaria ayuda a personas vulnerables que han sufrido múltiples shocks año a año, pero que aguantan con resiliencia».
«Necesitamos un ambiente seguro para operar para poder centrarnos en lo que más importa: ayudar a las personas en situación de ncesidad en Sudán del Sur», ha dicho Nyanti, quien ha reiterado que «los ataques contra civiles y bienes humanitarios suponen una grave violación del Derecho Humanitario».
«La comunidad humanitaria pide a todas las partes en conflicto que respeten el Derecho Internacional y protejan a los civiles y al personal y los bienes humanitarios y reclama a las autoridades que lleven a cabo una investigación completa para llevar a los responsables ante la justicia», ha zanjado.
Abyei ha sido escenario de enfrentamientos intercomunitarios entre la comunidad árabe miseriya y la comunidad dgok dinka, incluida una matanza en la ciudad de Kolom en 2020 en la que murieron más de 30 personas en un ataque de miembros de la comunidad miseriya en represalia por un asesinato.
El estatus de Abyei quedó en suspenso cuando Sudán del Sur declaró su independencia en el año 2011 y sigue siendo uno de los principales focos de conflicto entre ambos países por su importancia geoestratégica y sus reservas energéticas. La región se encuentra bajo la administración de la Fuerza Provisional de Seguridad de Naciones Unidas para Abyei (UNISFA) hasta que se resuelva la disputa.
En principio, el futuro de la región debería haberse dilucidado según un referéndum estipulado en los históricos acuerdos de paz de 2005, que desembocaron en la independencia de Sudán del Sur, si bien los dgok dinka han imposibilitado el plebiscito al rechazar sin paliativos la participación de los nómadas miseriya en la consulta.