NUEVA YORK (AP) — Crear el primer álbum con material nuevo de Tears for Fears en 17 años no salió muy bien al principio.
El dúo fue al estudio con una variedad de compositores para tratar de crear un éxito moderno. Pero terminó con un montón de canciones que sonaban como si estuvieran tratando de escribir un éxito moderno.
“No nos gusta elegir algo sólo porque suene contemporáneo. Nos irrita”, dice Roland Orzabal, la mitad del dúo. Agrega su compañero de banda, Curt Smith: “Si no tiene profundidad, no tiene significado para mí”.
Tomaron las canciones que funcionaron y volvieron a lo básico: solo dos hombres y dos guitarras acústicas, como lo habían hecho cuando eran adolescentes. Finalmente surgió “The Tipping Point”, un conjunto de 10 canciones que combina su característico pop con letras reflexivas.
“Hay algo en Tears for Fears que es muy especial”, dice Smith, de 60 años. “Si no funciona, pues no funciona. Cuando sí funciona, hay una alegría absoluta en eso”.
Las nuevas canciones incluyen “Break the Man”, una celebración de las mujeres y un llamado a acabar con el patriarcado, y la rockera “My Demons”, una indagación en el extremismo violento. El tema principal es una canción desgarradora sobre ver a un ser querido caer en la demencia, tristemente inspirada en la experiencia de la primera esposa de Orzabal.
“Lo que me gusta de esto y de lo que estoy más orgulloso es de que hemos logrado sondear realmente las profundidades de nuestras almas y revelar el sufrimiento”, dice Orzabal, también de 60 años. “Es tan emotivo que de hecho no puedo escucharlo”.
El dúo dejó su huella por primera vez en la primera ola de música electrónica que dominó las ondas radiales a principios de la década de 1980, con éxitos como “Mad World”, “Pale Shelter”, “Everybody Wants to Rule the World” y “Shout”.
Cada álbum — “The Hurting”, “Songs From the Big Chair” y “The Seeds of Love” — fue más ambicioso que el anterior y reveló sus influencias, incluyendo Pink Floyd, Steely Dan y Little Feat. A diferencia de muchos de sus colegas de los años 80, ahondaron en sus emociones para explorar la depresión, el aislamiento, la ansiedad y la inseguridad.
“También éramos musicalmente ambiciosos. Muchos de nuestros héroes fueron músicos excepcionales y personas inteligentes, artistas inteligentes: Peter Gabriel, Paul Simon, David Bowie. Nunca consideramos que estábamos a la altura de ellos, pero eso está bien porque hay mucho espacio debajo, el espacio subgenial”, dice Orzabal, riendo.
“Lo que hemos combinado son grandes canciones pop con letras ligeramente subversivas”, añade. “Cada generación llega y descubre ‘The Hurting’ y significa algo para ellos porque eso es por lo que están pasando. Y lo que amo de este álbum es para mí. Creo que hemos cerrado el círculo”.
Para “The Tipping Point”, el dúo guardó cinco canciones de sus sesiones de composición abortadas y se encerró en la casa de Smith en Los Ángeles para escribir el resto. Su primera canción, “No Small Thing”, preparó el camino. El tema comienza como una simple canción folclórica que va creciendo y se transforma en una canción de rock impulsora tambaleándose en la locura.
“En cierto modo entendimos que esto debía tener una historia, tenía que tener un flujo, y luego fuimos llenando los espacios en blanco, básicamente”, dice Smith. Le gustó el resultado final, algo que lo sorprendió incluso a él.
“Simplemente no pensé que le faltara nada. Al final, cuando llegué al final de esas 10 canciones, dije: ‘Estoy feliz ahora. Estoy satisfecho’. Esa es la mejor sensación que uno puede tener cuando sale de un estudio”.
La última canción del álbum, una reelaboración de “Stay”, que apareció por primera vez en su disco de grandes éxitos de 2017, trata sobre alguien atrapado en dos mentes: “Quédate, no te quedes / Ve, no te vayas/ Es todo o nada”, dice parte de la letra, en inglés.
Smith la escribió en un momento en que estaba contemplando dejar Tears for Fears. La canción evoca “la tristeza que sientes si tienes que dejar atrás algo que ha sido una gran parte de tu vida”, dice. “Soy dolorosamente consciente de que el trabajo que hacemos juntos está muy por encima de lo que podemos hacer individualmente”.
Orzabal y Smith admiten que son muy similares en temperamento: sensibles, un poco arrogantes y algo testarudos. “Somos muy parecidos”, dice Orzabal. Comprometerse en nombre de la música puede ser difícil con una banda como la suya.
“Estás tratando de encontrar la perfección y estás tratando de encontrar dónde se encuentran cada uno de tus sentidos de la perfección en la música. Y eso no es algo fácil de hacer. Realmente no es fácil”, dice Smith.
El camino del dúo no siempre ha sido fácil, pero el tiempo ha revelado algunas verdades prácticas que han aprendido: deja ir tu ego y conéctate con tu corazón. En cuanto al futuro, eso está en el aire.
“Definitivamente hemos desbloqueado algo. Si ese algo existirá en el futuro o se desarrollará, realmente no lo sabemos”, dice Orzabal.
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Mark Kennedy está en Twitter como http://twitter.com/KennedyTwits.