BEIRUT (AP) — Funcionarios canadienses están trabajando con las autoridades kurdo-sirias y organizaciones internacionales para colectar información y ayudar a ciudadanos canadienses detenidos en Siria, dijo una portavoz gubernamental el jueves.
Sabrina Williams, vocera del Ministerio de Asuntos Globales de Canadá, advirtió que la capacidad de su gobierno para proveer asistencia consular en Siria es “extremamente limitada”.
Los comentarios de Williams a The Associated Press se produjeron en respuesta a acusaciones de Human Rights Watch de que las autoridades canadienses no le estaban permitiendo regresar al país a una mujer canadiense y un niño detenidos en el noreste de Siria, pese que necesitan tratamiento médico urgente.
El grupo de derechos humanos basado en Nueva York identificó a los canadienses como Kimberly Polman, de 49 años y un niño menor de 12. No dio más detalles del menor, que no está relacionado con Polman, para proteger su privacidad.
La AP había hablado con Polman este mes en el Campamento Roj en Siria donde ella ha estado por tres años. La mujer se veía cansada y dijo que padecía una enfermedad renal, hipertensión y otros problemas. Dijo además que había contraído hepatitis cuatro veces en el campamento, además de neumonía.
Williams no dio detalles sobre lo que planea hacer el gobierno canadiense, explicando que, “legalmente, no se puede revelar nada más”.
Hay casi 50 ciudadanos canadienses varados en campamentos en el noreste de Siria. Algunos de ellos están detenidos desde antes que el Estado Islámico perdiese sus últimos bastiones en su auto declarado califato. Más de la mitad de ellos son niños, muchos menores de 7 años, dijo Human Rights Watch.
Son parte de decenas de miles de mujeres y niños de unos 60 países detenidos por combatientes kurdos respaldados por Estados Unidos. Muchos son hijos, esposas y viudas de combatientes del EI.
Unos pocos países han aceptado repatriar a sus ciudadanos, pero muchos otros, incluyendo Canadá, se niegan a hacerlo.