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La inhibición de PD-1 demuestra una mejora en la supervivencia en cáncer de cuello uterino recurrente, según estudio

Los resultados del estudio multicéntrico internacional en fase III ‘EMPOWER’, del Grupo de Oncología Ginecológica de los EEUU y la Red Europea de Grupos de Ensayos de Oncología Ginecológica, se muestran esperanzadores en cuanto a la mejora de la supervivencia y podrían conseguir que el anticuerpo anti-PD-1 cemiplimab pase a ser una opción de tratamiento más eficaz para cáncer de cuello uterino recurrente.

MADRID, 25 (EUROPA PRESS)

Los resultados del estudio multicéntrico internacional en fase III ‘EMPOWER’, del Grupo de Oncología Ginecológica de los EEUU y la Red Europea de Grupos de Ensayos de Oncología Ginecológica, se muestran esperanzadores en cuanto a la mejora de la supervivencia y podrían conseguir que el anticuerpo anti-PD-1 cemiplimab pase a ser una opción de tratamiento más eficaz para cáncer de cuello uterino recurrente.

El cáncer de cuello uterino es el cuarto cáncer diagnosticado con mayor frecuencia y la cuarta causa de muerte por cáncer en mujeres a escala mundial. El informe GLOBOCAN 2020 sobre la incidencia y la mortalidad del cáncer, elaborado por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), estima que en 2020 habrá 604.000 nuevos casos de cáncer de cuello uterino y 342.000 muertes por esta enfermedad en todo el mundo.

Las pacientes con cáncer de cuello uterino diagnosticadas en estadios iniciales tienen un pronóstico excelente, con un índice de supervivencia global (SG) del 90-95 por ciento. No obstante, en las pacientes con enfermedad avanzada el pronóstico es infausto, con un índice de supervivencia a 5 años del 15 por ciento.

Para las mujeres que padecen cáncer de cuello uterino recurrente o metastásico y cuya enfermedad haya progresado a la quimioterapia basada en platino, los tratamientos sistémicos de segunda línea disponibles no muestran ningún beneficio en cuanto a la supervivencia. Así pues, mejorar los resultados de estas pacientes representa una necesidad clínica crucial a la que todavía no se ha respondido.

Este estudio, publicado en la revista científica ‘The New England Journal of Medicine’ y odirigido en nombre del ENGOT por Ana Oaknin, investigadora principal del Grupo de Neoplasias Ginecológicas del VHIO, que forma parte del Campus Vall d’Hebron, se diseñó para evaluar la eficacia del inhibidor de PD-1 cemiplimab como monoterapia, en comparación con la quimioterapia de elección en este caso, para mejorar los resultados clínicos, medidos por la supervivencia global (SG) como criterio de valoración principal.

«El cemiplimab, aprobado para tratar cánceres de pulmón y de piel, habia demostrado tener una actividad clínica preliminar en pacientes con cáncer de cuello uterino recurrente. Así pues, buscamos establecer el beneficio en supervivencia de esta agente comparado con la quimioterapia estandar», afirmó Oaknin, autora principal de este estudio y que también es jefa del Programa de Cáncer Ginecológico del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Vall d’Hebron.

En este ensayo abierto de fase III, 608 mujeres con cáncer de cuello uterino recurrente o metastásico recibieron aleatoriamente cemiplimab o la quimioterapia elegida por el investigador. En la población general del ensayo, la mediana de la SG fue más larga en el grupo de cemiplimab que en el de quimioterapia: 12 meses frente a 8,5 meses. Los datos arrojan de forma llamativa que el beneficio en la SG fue uniforme en ambos subgrupos histológicos, carcinoma de células escamosas (177 pacientes) y adenocarcinoma (131 pacientes).

En comparación con la quimioterapia, los investigadores también han notificado un riesgo de muerte un 31 por cienot menor en la población general de pacientes que recibieron cemiplimab y un 27 por ciento menor en las pacientes con carcinoma escamoso.

«Este estudio es el mayor ensayo clínico realizado hasta la fecha en esta población de pacientes. Además, el cemiplimab es el primer tratamiento inmunitario que demuestra una mejora en la supervivencia global en pacientes cuya enfermedad había progresado con el tratamiento de primera línea con quimioterapia con platino. Nuestros resultados apuntan a la promesa del cemiplimab como nueva y muy necesaria opción de tratamiento para algunas de estas pacientes. Teniendo en cuenta que las mujeres que padecen cáncer de cuello uterino suelen recibir el diagnóstico entre los 35 y los 44 años, debemos llevar a cabo un esfuerzo colectivo para ampliar la supervivencia de estas pacientes tan jóvenes», remacha Oaknin.

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