KIEV, Ucrania (AP) — La gente colocaba mantas sobre las frías baldosas de las estaciones del metro y en sótanos, acomodándose para esperar. Empujaban por las rampas carritos de bebé o sillas de ruedas. En estos refugios oscurecidos revisaban sus teléfonos celulares en busca de noticias, o los usaban para distraer a los asustados niños.
Numerosos residentes de la capital ucraniana se apresuraron a refugiarse en el metro para ponerse a salvo las noches del jueves y el viernes mientras las fuerzas rusas atacaban la ciudad y se aproximaban a ella. Afuera podían escucharse disparos y explosiones. Los bombardeos perforaron un edificio de apartamentos de Kiev y destruyeron puentes y escuelas.
Las familias se acurrucaron en los abarrotados andenes de las ornamentadas estaciones del metro. Muchas personas expresaron su horror y conmoción ante la violencia y la súbita amenaza contra sus vidas, y se preguntaron qué vendría después.