HONG KONG (AP) — Por dos años, Hong Kong consiguió aislar con éxito a la mayoría de sus residentes del COVID-19 y con frecuencia pasaron meses sin un sólo caso de propagación local. Pero entonces apareció la variante ómicron.
Esta variante del coronavirus, que se contagia con rapidez, traspasó las medidas de defensa adoptadas por Hong Kong y se ha extendido vertiginosamente por uno de los lugares más densamente poblados del mundo. La situación ha saturado los hospitales y los pabellones de aislamiento, y ha obligado a las autoridades a tomar otras medidas para realizar pruebas de detección a los 7,4 millones de habitantes, y a crear apresuradamente seis centros de aislamiento y tratamiento.
El brote muestra lo que ocurre cuando el COVID-19 ataca a una población desprotegida por la inmunidad de contagios anteriores y pone de manifiesto la baja tasa de vacunación entre los ciudadanos de edad avanzada, que son los más afectados por la nueva ola.
Sólo cerca de 30% de los habitantes de Hong Kong mayores de 80 años y alrededor del 58% de quienes tienen entre 70 y 79 años están completamente vacunados, lo que supone un gran retraso con respecto a las poblaciones más jóvenes.
Esto ocurre a pesar de que las vacunas están ampliamente disponibles en Hong Kong desde principios de 2021.
En los últimos tres días, la ciudad ha registrado unas 150 muertes, muchas de ellas entre personas mayores no vacunadas.
Las autoridades sanitarias afirman que la reticencia a la vacuna entre los ancianos es un desafortunado efecto secundario derivado del éxito alcanzado por Hong Kong a la hora de alejar de sus fronteras el virus durante meses.
Muchas personas pensaban que el riesgo de contraer el COVID-19 era prácticamente nulo, ya que no había casos, y se hizo creer a los ancianos que el riesgo de vacunarse era mayor que el de no hacerlo, dijo Karen Grépin, experta en salud pública de la Universidad de Hong Kong.
Tras un intenso control de seguridad, se han administrado cientos de millones de vacunas en todo el mundo y se han detectado pocos efectos adversos graves en la población, pero los primeros informes sobre reacciones secundarias causadas por la vacuna que se recibieron en Hong Kong crearon la falsa idea de que la gente debía estar perfectamente sana para vacunarse.
La experiencia de Hong Kong también puede servir de lección para China continental y su decisión sobre cuándo reabrir sus fronteras y eliminar el requisito de cuarentena que dura de dos a tres semanas para cualquier persona que entre en el país.