TEGUCIGALPA (AP) — Familiares velaban el viernes los restos del cura José Enrique Vásquez, raptado a mitad de semana en el norte de Honduras y hallado muerto horas después, un crimen que ha dejado consternada a la sociedad hondureña.
El asesinato del sacerdote es el primero en muchos años a manos de la delincuencia, dijo a The Associated Press el vocero de la Conferencia Episcopal de Honduras, el cura Juan Ángel López.
“(A manos) de la delincuencia ninguno. Asaltados, eso sí… pero asesinados no. Los últimos asesinados fueron en Los Horcones en el 75”, expresó López al recordar la matanza de 14 personas a manos de militares en una hacienda, entre ellos varios campesinos y dos sacerdotes.
“Lo que me da una gran tristeza es la forma en que murió mi hijo, como si hubiese sido un hombre malo”, declaró María Donatila Cálix, madre del párroco, durante una misa de cuerpo presente que se realizó en la Catedral de la ciudad de San Pedro Sula.
A la misa, oficiada por el obispo de San Pedro Sula, monseñor Ángel Garachana, llegaron cientos de feligreses para acompañar a los familiares del padre Vásquez.
“Ha sido víctima de la violencia que no cesa en nuestro país, una violencia tan grave que llega hasta el asesinato de miles de personas. Una verdadera pandemia es la que se da en el país, porque bien podemos calcular 4.000 o más asesinados cada año”, comentó Garachana.
“Condenamos este horrible crimen que segó la vida de un ser humano, que además era sacerdote de Cristo, y condenamos todo tipo de violencia”, expresó la Conferencia Episcopal de Honduras en un pronunciamiento oficial enviado a AP.
Vásquez fue raptado el miércoles por la mañana luego de salir de la casa de su madre para dirigirse a la iglesia San José del barrio Medina de San Pedro Sula a oficiar la misa del Miércoles de Ceniza. Amigos y familiares trataron desde muy temprano de comunicarse con él y reportaron su desaparición a la policía.
El cuerpo del sacerdote, de 47 años, fue encontrado el mismo miércoles a la noche cerca del puente La Regina, en el municipio de Morazán, pero fue registrado en la morgue como desconocido porque no portaba documentos. Presentaba al menos seis disparos en la cabeza y el tórax.
El jueves por la mañana el vehículo del párroco apareció en el municipio de Victoria, a una hora de donde fue hallado el cadáver. Más tarde el obispo de San Pedro Sula confirmó que el cuerpo que estaba en la morgue era el del padre Vásquez.
El portavoz de la Dirección Policial de Investigaciones, Cristian Nolazco, comentó a AP que se está trabajando en el caso junto a la Agencia Técnica de Investigación Criminal en base a evidencias encontradas tanto en la escena del crimen como en el vehículo del cura.
“Ahorita no podemos acertar cuál podría haber sido el móvil del crimen, la investigación está en proceso. Lo que sí le puedo decir es que se tienen muchas evidencias como elementos pilosos, biológicos, huellas dactilares, así como seis casquillos de bala que estaban en la escena del crimen”, enfatizó.
La Conferencia Episcopal de Honduras sostuvo en su comunicado que «si no se investigan los hechos, como ha sucedido tantas veces, estaremos condenados a sufrir las consecuencias de la impunidad y obligados a resignarnos a que esto se siga repitiendo en nuestro país”.