SUMAPAZ, Colombia (AP) — En el páramo de Sumapaz, considerado el más grande del mundo y en el que se han librado combates del conflicto armado colombiano, un grupo de militares reforestan el ecosistema plantando frailejones, una especie en riesgo que es vital para la regulación hídrica.
Cada año germinan unas 6.000 plántulas de frailejón en un vivero construido a 3.000 metros sobre el nivel del mar en Sumapaz, considerado el páramo más grande del mundo y ubicado en la zona rural de Bogotá.
Se trata de una labor dispendiosa. Ricardo Cantillo Pardo, soldado profesional encargado del proyecto de los frailejones, explicó a The Associated Press que la semilla germina en un lapso de cuatro meses, luego se supervisa su crecimiento durante un año hasta que la planta está lista para ser traspasada a bolsas de tierra y luego plantarse en el páramo, donde crece entre uno y dos centímetros al año. Aproximadamente un 10% de las plantas germinadas no sobreviven al proceso, añadió Cantillo.
El proyecto de los frailejones inició en 2016, el mismo año en el que el Estado colombiano firmó un acuerdo de paz con la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que tenía presencia en el páramo.
Sumapaz se encuentra en una posición estratégica que los grupos armados han querido dominar por ser la puerta de entrada a Bogotá y colindar con otros departamentos como Meta, Tolima y Huila. Desde la década de 1990 hubo una disputa por el control de la zona entre el ejército y las FARC.
“Fue el bastión de las FARC, aquí se libraron grandes batallas, desafortunadamente estos bandidos no tenían el contexto de lo que es el medioambiente y lo afectaron, aquí estaban los secuestrados”, dijo a AP el teniente coronel Cristian Camilo Pardo Beltrán, comandante del Batallón de Alta Montaña Número 1.
Tras la entrega de las armas de más de 13.000 guerrilleros de las FARC los militares que custodian la zona han dedicado sus esfuerzos a la protección del páramo. “Nosotros no sólo somos guerra, estamos enfocados también en la paz, en la consolidación, en el medioambiente”, indicó el comandante.
Sin embargo, los grupos disidentes de las FARC que abandonaron el proceso de paz y continuaron delinquiendo estarían tratando de retomar el control de Sumapaz, advirtió la Defensoría del Pueblo al considerar que hay nuevamente riesgo de reclutamiento forzado, utilización de menores, transporte de armamento y amenazas a la población.
“Se ha identificado que los disidentes entregan panfletos, amenazan e imponen horarios y conductas a la comunidad que habita estas zonas”, indicó la entidad estatal en un comunicado divulgado el 24 de febrero.
El páramo enfrenta otras amenazas, como los efectos del cambio climático. Ante un aumento de temperatura se puede generar un cambio en la dinámica de la producción de agua. Se prevé que para 2070 el aumento sea entre 1.5 y 3 grados centígrados, explicó a AP Patricia Bejarano, experta en estos ecosistemas e investigadora de Conservación Internacional.
“Esto cambia el comportamiento del agua a lo largo del año, aumenta la frecuencia y magnitud de eventos extremos de lluvias y sequía. Con estos cambios, la forma de producción y dinámicas funcionales de los ecosistemas de páramo y de la alta montaña en general pueden verse seriamente afectados”, agregó la experta.
Colombia es el país con mayor extensión de estos ecosistemas que también existen en Perú, Ecuador, Costa Rica y Venezuela.
Los frailejones, de tronco grueso y hojas vellosas, son vitales en los páramos debido a que capturan el agua de las nubes, la retienen en su interior y luego la eliminan por sus raíces. El agua que consumen los pobladores de Bogotá proviene de los páramos de Sumapaz, Chingaza y Guerrero.
Se han identificado 88 especies de frailejones en Colombia, la mayoría endémicas, de las cuales 36 están consideradas bajo amenaza, de acuerdo con el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt.