MADRID, 10 (EUROPA PRESS)
Al menos 15 soldados nigerianos murieron el miércoles en un ataque perpetrado por asaltantes no identificados en la localidad de Kanya, situada en el estado de Kebbi (noroeste), apenas dos días después de la muerte de cerca de 65 ‘vigilantes’ en una emboscada en esta zona del país africano.
Según las informaciones recogidas por el diario nigeriano ‘Vanguard’, los asaltantes quemaron además vehículos militares y secuestraron a un número indeterminado de personas. Un residente ha dicho que «muchos residentes fueron tomados como rehenes en aldeas cercanas a Kanya».
El ataque fue ejecutado durante una visita del vicegobernador del estado, Samaila Yombe, para abordar el aumento de la inseguridad por las operaciones de bandas criminales armadas, incluida la muerte de 63 ‘vigilantes’, miembros de milicias locales creadas para dar seguridad a las poblaciones, en esta zona.
El propio Yombe ha confirmado en declaraciones a la cadena de televisión británica BBC que estaba en la aldea durante el ataque, si bien resultó ileso. El ataque, según fuentes locales citadas por el diario ‘The Premium Times’, se habría saldado con cerca de 20 agentes muertos, incluidos policías.
El martes, el portavoz de la Policía de Kebbi, Nafiu Abubakar, achacó el ataque contra los ‘vigilantes’ a miembros de bandas criminales que huyeron del adyacente estado de Níger ante la presión del Ejército. El incidente es uno de los más mortales que implica a grupos de ‘vigilantes’ en Nigeria ante el repunte de las actividades de bandas criminales.
Estas bandas, que controlan importantes territorios, especialmente en el norte y el noroeste de Nigeria, han estado detrás de decenas de secuestros y ataques durante los últimos meses, especialmente contra centros educativos y transportes, con le objetivo de obtener el pago de rescates. La reciente declaración oficial que les describe como grupos «terroristas» no ha conseguido contener sus incursiones en lo que se trata de una crisis de violencia endémica en el país africano.
Los ataques en Nigeria, anteriormente centrados en la zona noreste del país –donde operan Boko Haram y su escisión, Estado Islámico en África Occidental (ISWA)– se han extendido durante los últimos meses a otras zonas del norte y el noroeste, haciendo saltar las alarmas por la posible expansión de estas redes terroristas y criminales, muchas de las cuales viven del secuestro de estudiantes.