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Comienza el juicio al exconvicto Larry Ray en Nueva York

NUEVA YORK (AP) — Una fiscal calificó el jueves al exconvicto Lawrence Ray como una figura similar a la de un mafioso, que coaccionó a las amigas de la universidad de su hija para que se unieran a su “familia” mientras acumulaba poder, sexo y dinero, obligando a una mujer a ingresar a una empresa de prostitución tan lucrativa que le dio a él un millón de dólares en sólo un año.

Sin embargo, una abogada defensora le dijo al jurado del tribunal federal de Manhattan que Ray no cometió ningún delito federal al rodearse de universitarias “narradoras de historias» que alegaron haberlo envenenado y organizar que fuese agredido físicamente.

“Ustedes verán que Larry Ray no es culpable”, dijo la abogada Allegra Glashausser durante las declaraciones iniciales del juicio.

Ray, que fue padrino de boda del excomisionado de policía de la ciudad de Nueva York Bernard Kerik, está encarcelado desde 2020.

La fiscal federal adjunta Lindsey Keenan comenzó su declaración de apertura con una descripción de un espantoso ataque en octubre de 2018 que, según ella, Ray cometió en contra de una mujer que le dio a éste más de un millón de dólares en ganancias por trabajo sexual tan sólo ese año.

Dijo que Ray y una mujer que fungía como su “teniente de confianza” encontraron a la mujer a la que habían “forzado a una vida de prostitución” en un hotel, donde Ray la torturó durante horas para asegurarse de que continuara con su trabajo sexual.

La fiscal señaló que Ray utilizó “violencia, miedo, sexo y manipulación” para obtener sexo, poder y dinero.

El abuso comenzó en el otoño de 2010, cuando Ray se fue a vivir a la pequeña casa de su hija en el campus de la universidad Sarah Lawrence, donde convenció a las amigas universitarias de ella para que se hospedaran el siguiente verano en su apartamento de Manhattan, señaló.

Allí, denunció Keenan, Ray conoció sus secretos e inseguridades y los aprovechó, “obteniendo ganancias a partir de su labor, su dinero e incluso sus cuerpos”.

“Una vez que tomó control de sus vidas… las sometió”, aseguró.

Las mujeres fueron obligadas a realizar trabajos manuales para Ray en 2013 en la casa de su padrastro en Carolina del Norte, y a obedecer sus órdenes después de que él las convenciera de que le debían dinero por dañar algunas de sus pertenencias o por intentar envenenarlo, dijo la fiscal.

Frente a las amenazas de dar a conocer sus secretos y ciertos momentos vergonzosos captados en video a amigos y familiares o en internet, las mujeres y al menos un hombre accedieron a las exigencias de Ray, señaló.

Las acusaciones contra Ray captaron la atención del público con la publicación en 2020 de “The Stolen Kids of Sarah Lawrence”, un reportaje de una revista de Nueva York.

Glashausser, una abogada de oficio federal adjunta, rebatió la descripción de la fiscalía.

Aseguró que su cliente intentaba mejorar la relación con su hija cuando llegó a su dormitorio y narró historias de que se “codeaba” con el expresidente soviético Mijaíl Gorbachov; de haber sido el padrino en la boda de Kerik y de tener amigos que eran generales de las fuerzas armadas de Estados Unidos.

Poco después, las estudiantes universitarias contaron historias de sus propias vidas, adornándolas con anécdotas de haber drogado a narcotraficantes y otras hazañas, destacó.

“Esta no era una organización delictiva”, declaró Glashausser. “Este era un grupo en el que se contaban historias”.

Glashausser dijo que algunas de las mujeres sufrían problemas mentales y asustaron a Ray cuando le dijeron que lo habían envenenado, ante lo cual buscó ayuda de fiscales, la Agencia de Protección Ambiental y periodistas. Indicó que ellas también le tendieron una trampa para que fuese agredido físicamente.

Aseguró que la mujer que se convirtió en trabajadora sexual “comenzó como acompañante” en 2015, cuando no podía pagar su alquiler.

La abogada dijo que el jurado vería videos que grabó su cliente y “verán algunas cosas que son difíciles de ver”.

“No digo que Larry Ray sea un santo”, declaró Glasuhausser. “No tiene que caerles bien. Pero esas cosas no fueron delitos”.

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