MADRID, 11 (EUROPA PRESS)
El cineasta francés Philippe Le Guay, quien estrena en España su nueva película ‘El hombre del sótano’ el próximo viernes 18 de marzo, ha lamentado la invasión de Rusia en Ucrania, asegurando que el presidente ruso Vladimir Putin está tratando de «reescribir la historia de su país».
«La historia justifica la violencia, mejor dicho, la reescritura de la historia autoriza la violencia física. En mi película también alguien reescribe la historia, pero es un hombre solo y sin poder, no es como Putin», ha explicado en una entrevista con Europa Press el director francés.
Le Guay considera en cualquier caso que las ideas de Putin no están conectadas con el antisemitismo de la Alemania nazi –uno de los temas de ‘El hombre del sótano’–. «Cada delirio, cada reescritura de la historia, tiene una lógica particular suya», ha añadido.
La historia de esta película, interpretada por los actores François Cluzet y Berenice Bejo e inspirada en un caso real, relata cómo una pareja parisina de orígenes judíos decide vender su sótano a un hombre que resulta ser negacionista del Holocausto nazi.
«En realidad nunca se ha representado un negacionista en el cine. Se han mostrado nazis, se han mostrado antisemitas, pero personajes que destruyen la verdad, literalmente, esto nunca se ha plasmado», ha expresado Le Guay, añadiendo que «la singularidad de la película es la de entender quién es ese personaje».
En este sentido, ha asegurado que «lo terrible» no es que el personaje negacionista ejerza una violencia física, sino que «usa una terrible violencia mental que pueda acabar violencia física». «La gente que cree que los judíos van demasiado de víctimas y no son víctimas, vuelcan su ira en ellos y con el tiempo atacarán a los judíos», ha lamentado.
Preguntado por el auge del negacionismo durante la pandemia, el director ha puntualizado que «la palabra que engloba todo esto es la teoría de la conspiración». «Esta teoría implica que los medios, los diarios, los periodistas están juntos y de acuerdo con el poder para tapar, y tienen que contestar a la verdad oficial (los negacionistas), y eso es una puerta abierta para todos los fantasmas», ha calificado.
«Si se pone en duda la verdad oficial, de los científicos y de los doctores, diciendo que las vacunas no son seguras, eso se transforma en un delirio. Esos delirios son subterráneos, pero a veces se expresan, como cuando la gente sale a la calle, marchan en contra de las vacunas, y se manifiestan contra la verdad oficial», ha apostillado.
La historia del filme está basada en un hecho real que les sucedió a unos amigos del cineasta con un negacionista del Holocausto que se instaló en su sótano. El caso acabó llevándose a juicio y se alargó más de dos años.
Tras diez años dándole vueltas al proyecto y atraído por esta historia, Le Guay finalmente dio con el enfoque para trasladar este relato a la gran pantalla. De esta forma, ha definido la película como «una historia real que se convirtió en una pesadilla».