La guerra entre Rusia y Ucrania han puesto al presidente ruso Vladimir Putin en el centro de la polémica, las más recientes por usar un discurso que fue comparado con la época soviética que estaba bajo el mando de Stalin, ya que calificó a sus opositores como “mosquitos” que tratan de debilitar el país en beneficio de Occidente.
En años recientes, desde que Putin asumió el poder, varios de sus opositores han tenido desenlaces fatales, sus muertes no han sido claras y las investigaciones oficiales no han dado con los responsables.
“En Rusia, la cultura es generalmente que el fin justifica los medios y que lo único que importa es el resultado”, declaró Dimitri Alperovitch, director del centro de estudios Silverado Policy Accelerator, quien se crio en la entonces Unión Soviética.
Algunos de los casos más relevantes por el empleo de veneno fueron la muerte de los críticos al Kremlin, entre ellos la periodista de investigación, Anna Politkóvskaya, que se enfermó gravemente tras beber una taza de té en 2004 y se recuperó, pero fue asesinada a tiros dos años después.
Mientras que Anna Babúrova y Serguéi Markélov, murieron tras un ataque a balazos el 19 de enero de 2009 en Moscú, la mujer trabajaba en “Nóvaya Gazeta” y Markélov era abogado y defendió a la familia de Politkóvskaya.